La perspectiva de alcanzar el poder divide aún más a la derecha francesa
El Senado ya es suyo, y, tras las elecciones legislativas del próximo marzo, también puede serlo la Asamblea Nacional y, en consecuencia, el Gobierno de la nación. Y, sin embargo, paladeando ya su inminente victoria frente al poder socialista, las fuerzas francesas del centro y la derecha están tan divididas como siempre, o más. Ni siquiera se ponen de acuerdo para designar un candidato único a la presidencia del Senado. Charles Pasqua, adalid del no a Maastricht, es uno de los aspirantes al cargo.El referéndum de Maastricht ha bloqueado la situación política francesa. François Mitterrand, que según un sondeo publicado por Paris-Match ha recuperado siete puntos de popularidad, aguanta en el Elíseo pese a su enfermedad, y se consagra a evitar el descarrilamiento de la construcción europea. Los socialistas dan por perdidas las próximas legislativas y el Gobierno de Pierre Bérégovoy se limita a gestionar los asuntos corrientes.
Las dos grandes fuerzas del centro y la derecha -la gaullista Asamblea para la República (RPR), de Jacques Chirac, y la centrista Unión para la Democracia Francesa (UDF), de Valéry Giscard d'Estaing- prometen una catarata de mociones de censura contra Bérégovoy, pero no desean que ninguna prospere. Gaullistas y centristas necesitan tiempo para poner orden en sus casas.
En este marco, el octogenario Alain Poher se despide hoy de la presidencia del Senado, un puesto que ha ejercido desde 1968 y que le ha permitido asumir en dos ocasiones la jefatura provisional de la República: tras la dimisión de De Gaulle y tras la muerte de Georges Pompidou. Los partidos que han sostenido a Poher, el RPR y la UDF, no tienen, en principio, ningún problema para encontrarle sustituto. Las elecciones del pasado domingo confirmaron su amplia mayoría en la Cámara alta.
Frágil coalición
Pero nada es obvio cuando se habla de la eternamente frágil coalición RPR-UDF. Hoy, las dos formaciones burguesas llegan una vez más a la batalla en orden disperso. Charles Pasqua, uno de los grandes paladines del no a Maastricht, se ha otorgado la condición de candidato gaullista, y, a fin de cicatrizar las heridas abiertas en el RPR por el debat europeo, Chirac le ha dado su bendición. El pacto puede resumirse así: Pasqua lucha por la presidencia del Senado a cambio de no obstaculizar en el futuro candidatura de Chirac a la presidencia de la República.Ahora bien, la europeísta UDF tiembla de indignación ante la posibilidad de que el segundo cargo en la jerarquía: republicana sea ocupado por Pasqua. "La oposición de Pasqua la construcción europea no es re presentativa de la mayoría de lo franceses", dijo ayer Gérar Longuet, uno de los líderes de la UDF. Los dirigentes centrista debían reunirse anoche para decidir cuál será su propio candidato para esta elección.
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