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Bush sólo ofrece vagas promesas en un esperado discurso electoral

Antonio Caño

A un país alarmado por la continua pérdida de puestos de trabajo y por las sombrías perspectivas económicas, el presidente George Bush no tuvo nada más concreto que ofrecer ayer, en un esperado discurso, que futuros tratados de libre comercio con varios países de Europa Central y el Pacífico. Nada sobre cómo piensa cumplir con su promesa de reducir impuestos ni sobre sus planes para acelerar el crecimiento de una economía que sale agónicamente de la recesión.

En resumen, lo que estaba anunciado como el principal discurso económico de la campaña y la exposición del programa de recuperación del presidente y candidato republicano -un documento de 29 páginas titulado Agenda para la Renovación- ofreció poco más que la promesa de que Estados Unidos seguirá siendo en el próximo siglo "una superpotencia militar, económica y exportadora".

Lo más preciso del discurso de George Bush, pronunciado a primera hora de la tarde ante el Detroit Economic Club, fueron sus ideas para reducir el presupuesto del Ejecutivo, como vía para permitir rebajas de impuestos en el futuro.

El presidente se comprometió a reducir en un 33% el presupuesto de la Casa Blanca si el Congreso acepta una reducción similar como parte de un plan para acelerar la recuperación. Con esta propuesta, claramente electoralista, Bush vuelve a dejar las cosas en manos del Parlamento, controlado por los demócratas, al que el presidente ha acusado en repetidas. ocasiones de boicotear sus proyectos económicos.

Recortar salarios

Bush propuso también un recorte del 5% de los salarios de todos los funcionarios de la presidencia que cobren sueldos por encima de los 75.000 dólares al año, en una medida destinada a que los votantes norteamericanos, vean que la Casa Blanca está dispuesta también a hacer sacrificios en estos momentos difíciles.Para asegurarse la máxima cobertura periodística de su discurso, esperado por la prensa como la última oportunidad de presentar un plan de recuperación creíble, la candidatura republicana tuvo que comprar cinco minutos en horas de máxima audiencia en los tres principales canales de televisión, ABC, CBS y NBC. El pasado mes de junio las tres emisoras ignoraron otro discurso anunciado también por Bush a bombo y platillo.

El presidente presentó varias estadísticas para demostrar que, aunque no todo estaba bien desde el punto de vista económico, EE UU sigue siendo el líder en muchos apartados. Acusó a su contricante, Bill Clinton, de pintar la situación económica del país peor de lo que es. Presentó al candidato demócrata como un político partidario de subir los impuestos y de aumentar la intervención del Gobierno en la economía.

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