'Ángeles' contra 'diablos' en los comicios tailandeses
El país del Suroeste Asiático intenta curar en las urnas las heridas de la represión de mayo
Los 50 muertos registrados en Bangkok cuando el Ejército reprimió las multitudinarias manifestaciones por la democracia del pasado mes de mayo son todavía recordados con ofrendas florales y denuncias en los velatorios y mítines que acompañan estos días la campaña electoral tailandesa. El próximo domingo se celebran las elecciones generales convocadas por el Gobierno provisional que sustituyó al general Suchinda, el militar que desde la jefatura de Gobierno ordenó sofocar las protestas. Los ángeles (partidarios del poder civil) se enfrentan a los diablos (que apoyan a los militares).
En los comicios, uno de los más importantes de la historia de este país asiático, se enfrentan los partidos que facilitaron el acceso al poder del general y las formaciones políticas dispuestas a acabar con la hegemonía castrense. La masiva compra del voto rural favorece a los uniformados.El antiguo gobernador de Bangkok, Charrilong Srimuang, el asceta budista que agrupó las simpatías de los manifestantes que hace cuatro meses tomaron la avenida del Monumento a la Libertad, hace campaña prometiendo medidas contra la corrupción y contra los militares instalados en los consejos de administración de las empresas rurales. Chamlong, vegetariano, abstemio y, desde el año 1979, casto en su matrimonio, se había hecho con 32 de los 35 escaños asignados a la capital en las elecciones de marzo, pero su influencia fuera de Bangkok es escasa.
Por primera vez en la militarizada Tailandia, el primer ministro será uno de los 360 diputados elegidos de entre los 2.400 candidatos de los 12 partidos participantes en la consulta. El general Suchinda, siguiendo la tradición de un país con 17 golpes de Estado en los últimos 60 años, detentaba el poder sin haber sido elegido por las urnas y éste fue uno de los detonantes de las revueltas del pasado mes de mayo que concluían en la matanza de medio millar de personas y 250 desaparecidos, según un recuento oficial que las familias de las víctimas y organizaciones privadas duplican o triplican.
Programas similares
Los programas poco se diferencian uno de otro y la campaña, que insiste en la recuperación de la imagen de Tailandia en el mundo y el empresariado internacional, se centra más en la personalidad de los candidatos.Los comentaristas políticos pronostican que los partidos de la oposición no conseguirán los suficientes escaños como para formar un Gobierno de coalición y serán las formaciones con más amigos en los cuarteles las que volverán a conseguir mayor número de representantes.
En la calle, donde compiten los pasquines electorales y el tráfico, y en la prensa, más liberal que el Gobierno, se ha acuñado esta definición de los contendientes: los ángeles son Chamlong y las fuerzas que le son afines, y los demonios, los partidos en la órbita castrense. Uno de los diablos, Chatichai Choorihavan, un antiguo primer ministro que se agobiaba con la ausencia de alguno de los generales habituales en los cenáculos de su casa de Gobierno, es uno de los favoritos en los últimos sondeos de opinión. Su mandato fue ejemplo de corrupción, apreciable prosperidad económica y subordinación a las tres armas.
La actuación del Gobierno provisional asignado por el rey Bumibol una noche en que Bangkok pedía el linchamiento de Suchinda, ha sido memorable en una nación con administraciones civiles a sueldo de la intendencia militar. En sus cuatro meses de delicada gestión, el presidente Anan Panyarachun ha logrado serenar los ánimos. Los comandantes que aplicaron a tiros la orden de vaciar las calles fueron apartados del mando y también de la presidencia de la telefónica y línea aérea nacional, y asignados a funciones burocráticas. Otros 16 oficiales cambiaron de destino.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.