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El Real Madrid sólo duró lo que aguantó Sabonis

Apareció Sabonis, la gran estrella del nuevo Madrid. Fue el principal argumento del encuentro de ayer, primero del lituano entre los blancos. Sabonis dejó diez minutos grandiosos, los que sobrevivió el Madrid. Luego, el Estudiantes se hizo el amo. Ajustó su puntería y rompió al rival.El equipo de Clyford Luyk salió airoso del primer cuarto. Sabonis impartió toda una lección. Tres rebotes ofensivos, otros tantos defensivos, dos robos de balón, tres tapones, ocho puntos y, sobre todo, dotes de mando. Tenía tiempo para mirar al rival, colocar a su compañeros y, de pronto, sacar el brazo y llevarse la pelota. El bagaje fue contundente: un parcial de 0-8 a los cuatro minutos y un total de 12-19 a los diez, cuando se sentó Sabonis. El equipo dibujó esperanza. Cuando el lituano se encuentre en plenitud de forma y recupere a Antonio Martín y Josechu Biriukov puede salirse.

El cuerpo del Madrid se desmoronó enseguida. Sólo Ricky Brown mantuvo el tipo. La dirección de Antúnez fue horrorosa, dejó muchas dudas. A su lado, en cambio, el joven Ismael Santos cumplió. El caso es que poco a poco el equipo fue perdiendo el norte hasta poner el encuentro en manos de Estudiantes.

Los jugadores de Miguel Ángel Martín no se encontraron en la primera parte. Sus muñecas miraban a cualquier cosa menos al aro; la zona rival se les atragantaba; el territorio de rebotes estaba prohibido para los pivots, y los bases tampoco acertaban a guiar con tino al equipo. Pero se fue Sabonis, apareció Romay, que mantiene con los años su peculiar habilidad para cargarse de personales, y el partido cambió su rumbo. Sin mayores alardes el Estudiantes logró irse al descanso con ventaja (3332).

Acierto estudiantil

La segunda parte, eso sí, fue toda de Estudiantes. Dio lo mismo que el Madrid volviera a recurrir a sus mejores hombres Sabonis, cuando volvió a la cancha, evidenció un ostensible bajón-. La maquinaria escolar comenzó a funcionar -los bases movían bien la pelota, Herreros y Winslow acertaban con el aro, Aísa metía su velocidad, y hasta Orenga y Pinone se abrieron un hueco en los rebotes- y se comió al Madrid.

Por lo demás, el choque fue el clásico de pretemporada: muchos fallos y poca tensión. Sólo las aficione! se la tomaron como algo serio. Y La Demencia, igual que en los últimos años, volvió a imponerse a la parroquia rival.

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