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España roza la proeza ante EE UU

Robert Álvarez

Los Juegos Paralímpicos de Barcelona llevan camino de traspasar la frontera entre el deporte con gradas vacías del espectáculo de masas. "Aunque sume los espectadores que han venido a verme en los 20 años que llevo en el baloncesto en silla de ruedas, no superan los que hoy nos han apoyado", exageró entusiasmado el jugador español Luis Albeda. Casi 12.000 personas llenaron el pabellón de Badalona. España perdió por 62-71, pero plantó cara a EE UU, una selección de una calidad casi comparable a la del Dream Team que arrasó en los Juegos Olímpicos

El 13 fue fatídico para España. En ese minuto perdía por esa diferencia (13-26). Parecía inevitable el trompazo. Los Paralímpicos iban camino de imitar a los Olímpicos. El Dream Team (Equipo de Ensueño) le endosó 41 puntos de diferencia a la última selección de Antonio Díaz Miguel. Pero ayer, aun cuando se palpaba el presagio en el ambiente, el público aturdía con su griterío, con su pasión, con la ola a la que se sumó el palco de autoridades, en el que estuvo el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol.El orgullo, Zurita -que junto con Henares es el Epi o el Villacampa sobre sillas de ruedas-, y el cambio de táctica del seleccionador Ángel García cambiaron el rumbo de los acontecimientos. Jugando con mayor rapidez y con menores complejos en el lanzamiento exterior, España volvió a tomar el hilo del partido. Dos triples de Zurita y los estadounidenses ya estaban de nuevo a tiro (30-36 en el descanso). En la grada, el paroxismo.

Algo después, a 11 minutos del final, España empató a 51 tantos. Badalona empezó a soñar. Los estadounidenses devolvieron a la pista a un pívot con las piernas amputadas llamado Colton. Un negrazo que bajo el aro parece Pat Ewing. A su lado colocó de nuevo a Kiley, un rubio que cruza la pista a la velocidad del sonido y que tiene una muñeca que remite a la de Michael Jordan.

Hasta los dos últimos minutos España se permitió seguir soñando. Una quimera, más que un sueno. Los estadounidenses tienen una liga profesional. Los españoles son aficionados salvo Henares y Fernández, subcampeones de la liga italiana con el Roma Dodici, que les pagó unas 200.000 pesetas al mes. Los estadounidenses poseen las sillas de ruedas más modernas del mercado. Los españoles, gracias a una firma de ortopedia francesa que les patrocina, conducen sillas con dos años de antigüedad, cuando cada temporada aparece un nuevo prototipo.

Los invidentes José Manuel Rodríguez y Jorge Mendoza obtuvieron ayer sendas medallas de oro en triple salto y jabalina respectivamente, el primero con una marca de 12,96 metros que es nuevo récord mundial. El nadador Pablo Corral, invidente parcial, fue medalla de bronce en los 200 estilos.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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