Miami tiembla bajo el huracán 'Andrés'
Vientos de 265 kilómetros por hora levantan por los aires parte del sur de Florida
Los habitantes del sureste de Florida pasaron el lunes una madrugada de horror, encerrados en sus casas o en centros de refugio, mientras sobre sus cabezas el cielo parecía venirse abajo empujado por el huracán Andrés, el primero de la temporada y el más fuerte en la zona en los últimos 60 años, según los expertos. Las ráfagas de viento alcanzaron los 265 kilómetros por hora. A primera hora de la madrugada de hoy se contabilizaban 15 muertos y los expertos alertaban a la población sobre la posibilidad de que las altas temperaturas y el elevado grado de humedad de la zona provoquen un tornado que empeore la situación. A última hora de la tarde de ayer el presidente George Bush anunció una próxima visita al área del desastre.En Miami Beach muchos no han dormido en 48 horas, primero para prepararse, comprar combustible y víveres, tapiar puertas y ventanas y luego para buscar dónde ir porque se temía que el mar cruzara de un lado a otro las pocas calles que comprenden el extremo sur, entre el océano y la bahía de Biscayne.
Cerca de un millón de personas han sido evacuadas de sus casas. En las gasolineras se acabó el combustible desde el mediodía del domingo y en los supermercados los estantes estaban desiertos desde el sábado por la noche. Muchas de las numerosas palmeras que adornan la ciudad estaban tronchadas e incluso arrancadas de raíz, ofreciendo una devastadora imagen de la ciudad famosa por sus playas y sus bellos edificios art deco.
El huracán entró por el área sureste del condado de Dade, densamente poblado, y siguió su ruta, de estropicio sobre la parte central hacia la costa suroccidental, en el golfo de México. En las áreas agrícolas de Homestead y Perrine muchas casas han sido devastadas y se han perdido los cultivos. Al escribir esta crónica, los estados de Misisipí y Luisiana estaban en estado de alerta, después de que el ojo del huracán girase hacia el norte y su velocidad de traslado aumentase de 15 a 30 kilómetros por hora.
Irónicamente, mucha gente se refugió en la zona hasta ahora más castigada, Coral Gables, lejos del centro de la ciudad. Por allí pasó el ojo del huracán, justo por encima del Centro Nacional de Huracanes. Su radar se desprendió del techo y cayó sobre parte del edificio. El viento también alzó los coches que habían buscado refugio en su estacionamiento, que quedaron apilados en torres de tres y cuatro vehículos.
Según un funcionario de la compañía eléctrica FPL, 3,2 millones de personas estaban ayer sin fluido y las zonas del sur se encontraban incomunicadas. Las autopistas están aún cerradas por retenes de la policía que sólo dejan pasar a periodistas y personas autorizadas.
El aeropuerto de Miami fue cerrado a las 21.00 del domingo y muchos aviones fueron guardados en los hangares. Algunos, sin embargo, han quedado destrozados en las pistas. El servicio telefónico no se vio afectado, aunque las líneas están tan congestionadas que es un verdadero reto comunicarse.
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