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Entrevista:...Y ME QUEDÉ EN MADRID

"Pago impuestos como cualquier madrileño"

Confirmó su alternativa, una tarde de septiembre de 1984, en el coso de Las Ventas. Padrino, Manuel Ruiz, Manili; testigo, José Luis Vargas. Dos años atrás, Antonio Chenel, Antoñete, oficiaba el bautismo torero, allá en Colombia, del bogotano Julio César Rincón. El joven que siempre quiso ser torero iba poco a poco codeándose con los mitos de su infancia. A ellos les confesaba una obsesión y un gran sueño, triunfar en la monumental de Las Ventas y quedarse a vivir para siempre en Madrid.

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Está en la gloria

SOL ALONSO En el salón de su casa de Las Rozas luce la cabeza de Santanerito, pegado a la pared y callado para siempre por obra y gracia de la taxidermia. Ante ese morlaco se jugó la vida, una tarde de toros, y la ganó. El torero se apuntó su primera salida a hombros por la puerta grande de la plaza de Madrid. De ocho faenas en la monumental, cuatro han acabado de la misma forma.

Cuenta César Rincón que, en los últimos 10 años, alargaba sus estancias en Madrid con la esperanza de convertirse en residente español. Primero tuvo su segundo hogar en un hostal de la calle de Silva, muy cerca de la Gran Vía. Hoy, decora poco a poco su chalé, construido en un pueblo de la sierra madrileña, Las Rozas, y allí da la puntilla al poco tiempo que le queda Ubre, ahora que todos los carteles taurinos se rifan su nombre.

"La verdad es que no conozco muchos lugares de Madrid. Antes, cuando vivía en el centro, no tenía dinero para juergas. En el -campo se descansa mejor y ya tenía ganas de disfrutar de mi casa", explica César, acentuando el mi. "Madrid me gusta mucho, pero huyo de sus ruidos, de sus calles más angostas, del agobio. Siempre me ha sorprendido esta ciudad", dice de la capital de España, "por la gran variedad de restaurantes que puedes encontrar. Aquí hay comida de todas las partes del inundo".

Tal vez se habrá quedado aquí por puro interés profesional, por residir en una de las mecas del toreo. "Madrid es la plaza que te da la gloria. Una de las cosas que más me llenan de orgullo es oír decir que César Rincón es un torero madrileño".

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El diestro se levanta y atiende un timbre repentino. "Quería saber si es verdad que vive aqui César Rincón. Casi todos mis vecinos me conocen. Yo he crecido en Madrid, mejor dicho, en Madrid he pasado de niño a hombre. Por eso, cuando el periodista Javier Villán me habló de escribir mi biografia, enseguida pensé en ese dicho que tienen ustedes, de Madrid al cielo, y a los dos nos pareció perfecto. Yo vine aquí, me subí a una nube y ojalá que no me baje de ella jamás". César tiene en casa a su padre y dos de sus tres hermanos. Uno de ellos es, además, su mozo de espadas. Hay sitio para todo sin guerra de banderas. Adornos colombianos, motivos taurinos, sus trofeos...

"Sigo siendo colombiano"

Premio Mayte de toros al triun-fador de San Isidro 1991 y Premio Venta del Batán al mejor diestro de la n-fisma temporada. "Me lo dio el alcalde de Madrid, gran amigo mio, con el que he comido muchas veces. Un hombre que ha hecho mucho por la promoción de las escuelas taurinas en Madrid. Porque yo sigo siendo colombiano, aunque mi residencia sea española. Tengo las mismas obligaciones que, cualquier otro madrileño y como tal pago mis impuestos".

César se mira los puntos de sutura que cruzan su mano izquierda. Cuando llegó a Madrid pensaba en triunfar vestido de luces, pero no ocultaba su ilusión por comprarse una casa y un gran coche., Ahora, en Colombia le espera una finca recién adquirida que algún día se llenará de ganado español. Esa finca se llama Las Ventas.

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