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TRAGEDIA EN LA AUTOPISTA

El autobús en el que murieron 45 personas cubría una 'línea pirata' de 1.400 metros

El autobús en el que murieron 45 personas y otras 11 resultaron heridas, al volcar el miércoles en Torreblanca (Castellón), circulaba a casi el triple de la velocidad permitida y cubría una línea pírata de 1.400 kilómetros, la distancia que separa Cornellá (Barcelona) y Algeciras (Cádiz). El tacómetro del vehículo ya en poder de la Guardia Civil indica que el autocar viajaba a 105 kilómetros por hora cuando volcó, a llas siete y media de la tarde. El exceso de velocidad fue la causa del siniestro, según afirmó ayer el delegado del Gobierno en Valencia, Francisco Granados. En ese tramo, el límite es de 40 kilómetros a la hora.

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Día y medio después del accidente, persiste la incógnita de por qué el autocar abandonó la autopista en la salida de Torreblanca, una localidad de la costa, ubicada 35 kilómetros al norte de la ciudad de Castellón.El conductor del autobús, Rafael Casado, de 46 años, no pudo aportar datos sobre el accidente, ya que ingresó en el hospital inconsciente. "Ha pasado la noche intranquilo", dijo su mujer a EL PAIS. En la mañana de ayer, el chófer seguía sin recuperar la consciencia en el hospital General de Castellón, a donde fue trasladado después de la tragedia, a pesar de lo cual su vida no corre peligro, según los médicos que le atienden. La esposa, a la que acompañaba una hija, señaló, en la habitación 111 del citado centro sanitario, que su marido tiene la licencia de conducción de autobuses "desde hace muchísimos años". 'Tlevaba mucho tiempo en la empresa y había hecho la misma ruta en múltiples ocasiones", indicó la mujer.

Por su parte, el conductor suplente, Felipe Bemat, de 36 años, aseguró a este periódico, a través de un médico, que no recordaba nada de lo sucedido. "Yo iba durmiendo en la litera", explicó. Bernat se mostraba muy deprimido y sus heridas no revestían gravedad. Un facultativo confirmó la versión de este segundo conductor: "En urgencias sólo repetía que él iba durmiendo".

El conductor salió despedido por el parabrisas y ello quizá letera, a la espera de que llegara alguien. Un oficial de la Guardia Civil fue el primero en acudir, tras un aviso telefónico del chófer de un turismo que vió los hechos. "Soy el conductor del autobús y estoy herido", aseguró Casado, por lo que fue inmediatamente trasladado al hospital. Poco después perdió la consciencia.

El mal estado de los neumáticos es otra de las posibles causas del siniestro que apuntó, aunque con menor insistencia,el delegado del Gobierno. También se estudia el que una de las ruedas traseras del autocar apareciera reventada cuando llegaron los primeros socorros. Los investigadores analizaban ayer si una marca descubierta sobre el asfalto podía obedecer al surco que deja una llanta tras reventar el neumático.

El delegado del Gobierno en Valencia, Francisco Granados, dijo ayer que el atestado realizado por la Guardia Civil estáya en el juzgado para que el juez responsable inicie las diligencias. Anoche, por otra parte, se dio la autorización judicial para el traslado a sus lugares de origen de 10 de los fallecidos.

Uno de los aspectos que desconcierta aún a los investigadores es el motivo que llevó al conductor a intentar salir de la autopista en dirección a Torreblanca. Un conductor de la empresa propietaria del autocar, Bus Exprés SA, de Cornellá, manifestó: 'Taras donde el cliente quiere". "A veces quieren bajar a tomar café, otras para cenar", añadió. Este compañero aseguró: "No conozco las causas, pero sobre el exceso de velocidad, cada conductor sabe el vehículo que lleva y su frenado".

Según indica el tacómetro, el autobús realizó una parada unos 100 kilómetros antes del accidente, en la provincia de Tarragona, por lo que sorprende la nueva salida. Una de las heridas menos graves, Josefa Carrillo, ingresada en un centro hospitalario castellonense, cree recordar dos paradas antes del accidente. La anterior se liabría producido, según esta superviviente, en Tarragona, unos cien kilómetros antes del lugar donde ocurrió la tragedia.

Los Reyes enviaron un telegrama de pésame a los familiares de las víctimas. El presidente de la Generalitat de Cataluña, Jordi Pujol, acudió en helicóptero al lugar del accidente y comentó que había encontrado a las familias afectadas "desoladas".

El Papa Juan Pablo 11 hizo llegar al arzobispo de Barcelona su condolencia e indicó que había rezado por las víctimas. En la Expo de Sevilla las banderas ondearon a media asta en los pabellones de España, Andalucía y Cataluña, como muestra de dolor.

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