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Tribuna
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El cartero

Chingo es el cartero de Deià. También es el bajo de la orquesta (llamada, S'Altra Banda -la Otra Orquesta-, por distinguirla de la que tienen los hermanos Graves) y, cuando le necesita su madre, tendero de la esquina (S'Altre Negoci, por no confundirlo con el de Vicente, el panadero, quiosquero, ultramarino y bodeguero que asienta sus reales en lamisma carretera general). La cosa no tiene mayor inconveniente, puesto que Chingo, dentro de la confusión general quereina en el pueblo, lleva con bastante orden su pluriempleo. Es más, hasta que le hicieron cartero pasaba la mayor parte del tiempo ensayando nuevas melodías con sus compañeros en lo que hoy es estafeta de Correos.La estafeta de Correos también vende souvenirs, alguna camiseta alegórica y ceniceros y otros objetos de porcelana. En Deià, en realidad, la estafeta de Correos es, trashumante, por lo que el hecho de coincidir en el mismo local con otros negocios de próspero desarrollo no es culpa del tendero ni puede ser achacado a corrupción administrativa. Antes de Chingo, la estafeta estaba en el estanco (S'Altre Estanco), y antes, en uno de los varios bares. Y dentro de seis meses estará en un aposento diferente. Yo apuesto por una tienda de moda que hay a la salida del pueblo, aunque, por ser francesa la dueña, no sé si existe algún impedimento constitucional.

La razón de tanta incertidumbre reside, dicen las malas lenguas, en que Correos hace la trampa de sólo celebrar contratos temporales por medio año para evitarse carteros en nómina y presentar a un eventual comprador una plantilla que parezca una pequeñez. Y así, Deià, que siempre ha vivido de las letras, tiene, para repartírselas, a un cartero interino. Es cierto que casi siempre se recogen las cartas personalmente; lo malo es que antes hay que encontrar la estafeta.

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