El miedo de los serbios de Bosnia
Algunos viven aterrorizados, otros sienten una sorda inquietud. El mundo de los serbios de Sarajevo cambió totalmente el día de abril en que las milicias de su propia etnia empezaron a sitiar la capital bosnia. A muchos les gustaría poder abandonar la ciudad, aunque no tengan ninguna simpatía para la ideología de los que luchan del otro lado.Los ciudadanos serbios de Bosnia-Herzegovina (el 31% de la población) tienen los mismos derechos que los musulmanes (44%) o los croatas (17%). Participan en los órganos del poder y en el Estado Mayor de las Fuerzas Armadas bosmas, como su número dos, Jovan Divjak, un antiguo coronel del Ejército Federal que nació en Belgrado.
El presidente de la república, el musulmán Alia Izetbegovic, no vacila en denunciar las exacciones cometidas contra los serbios cuando se producen. Pero muchas veces es difícil evitar los excesos. La guerra y la propaganda de ambos lados hacen estragos en una población que apenas ha salido del comunismo. Los testigos más asustados, en general mujeres solas, hablan de campos de concentración secretos en Sarajevo, de burdeles militares donde están retenidas jóvenes serbias, y denuncian el ascenso de un islamismo intransigente.
Otros, más moderados, como Braco Kocovac, temen también las consecuencias de la guerra. "Es evidente que hay actos de venganza", dice. "¿Cómo una persona que perdió a su familia y su casa va a diferenciar entre un simple serbio y un tchetnik [terrorista serbio]?".
Kocovac, que tiene 69 años, es un antiguo comunista reconvertido en los negocios. Ha creado el Foro de los Serbios de Sarajevo para recoger las quejas de los que temen dirigirse a la comisión gubernamental que tiene el mismo objetivo. Muchos serbios fueron detenidos sin motivo, apaleados, maltratados, según él. En julio, dos hombres con uniforme de las fuerzas serbias mataron a una familia de seis serbios, los Riztovis. Nunca se descubrió a los agresores.
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