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El Madrid salvó la imagen y el triunfo ante el Rácing sólo en la segunda parte

La visita del Real Madrid ha entrado a formar parte de la guía turística estival de Santander. Como la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, el Festival Internacional o la Feria Taurina, la presencia madridista es ya habitual desde que se bendijeron los Nuevos Campos de Sport. El Madrid ayudó ayer a presentar a un Racing que, tras su paso por Segunda B y una aceptable campaña en Segunda, quiere volver a Primera. Para ello se ha reforzado con Setién, Mutiu, Sañudo, Merino y otros, y busca los 10.000 socios para afrontar un presupuesto récord de 450 millones de pesetas.El Real de Benito Floro terminó la primera mitad de su nueva comparecencia en Santander en medio de los silbidos generales del público, que no aprobó sus 45 minutos iniciales. Los goles y la velocidad de la segunda mitad tornaron los pitos en palmas para un Madrid que en Cantabria es seguido con auténtica devoción.

Tardaron los madridistas en encontrar un ritmo aceptable de juego. Todo empezó mal porque en el precalentamiento se lesionó Butragueño y hubo de ser sustituido apresuradamente por Esnaider. Los madrileños jugaron casi todo el tiempo en el campo santanderino, pero no sostuvieron la presión sobre los rivales ni fueron capaces de desarrollar el fútbol abierto y por las bandas que su técnico exige.

En contrapartida Paquito, el técnico del Racing que fuera profesor de Floro en la Escuela de entrenadores, optó por la contención y la salida al contragolpe. Los santanderinos se encontraron con un Madrid cómodo, lento, con un esquema acartonado y aplatanándose cada vez más a medida que avanzaba el encuentro. No extrañó que el Real acabara jugando en la primera mitad a lo Santillana, esto es, buscando el recurso de los balones altos a la cabeza de Zamorano y siendo silbado por el público. A la contra pudo marcar el Racing por medio de Mutiu o de Barbaric. En tanto que Ceballos apenas pasó problemas.

Los cambios de la segunda mitad obraron en favor del Madrid. Con un ritmo más vivo de juego y mayor movilidad, así como aproximación entre líneas, los de Floro se hicieron con el mando técnico y táctico del partido. Plantearon tantos problemas a los cántabros que consiguieron, sin esforzarse en demasía, tres goles y aún pudieron anotar alguno más por medio de Michel o Villarroya. El Racing prácticamente perdió consistencla y sólo existió en la habilidad y picardía del joven Chili.

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