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Vocación de empresa

Sabonis conduce al Zalgiris, abanderado del baloncesto lituano, hacia el profesionalismo

"Nosotros también hemos pasado de una economía enferma a una sana", afirma ro. tundamente Vytis Maleckas, recientemente elegido vicepresidente del Zalgiris, el club de la ciudad lituana de Kaunas que ha dado. al baloncesto jugadores de la talla de Arvidas Sabonis y Rimas Kurtinaitis. Esa afirmación significa que el Zalgiris ha dejado de ser una institución subvencionada por el Estado para convertirse en un club profesional: ha sido privatizado. El propio Sabonis, recientemente incorporado al Real Madrid, ha aceptado presidir la junta directiva en esta nueva etapa.

Dentro del tránsito a la economía de mercado que afecta a todas las esferas y a casi todos los países que formaron la Unión Soviética, los burócratas que controlaban el Zalgiris han sido sustituidos por un grupo de jóvenes nacidos a principios de los sesenta cuyo gran nexo de unión es que todos ellos tienen vocación de hombres de empresa. 'Lo que agradecemos a España", explica Maleckas, les que ha dado a Sabonis la oportunidad de absorber la cultura de los negocios. Le ha insuflado un espíritu emprendedor y él nos ha transmitido a nosotros la experiencia que está acumulando".

La caída del sistema socialista en Lituania ha afectado al Zalgiris de forma doble: se ha quedado sin subvenciones estatales, como casi todas las entidades deportivas, y ha perdido a buena parte de sus mejoresjugadores. Además, las sumas obtenidas por los traspasos de esos deportistas no han servido para fortalecer al club, sino que se han difuminado en bolsillos particulares, según apuntan los nuevos directivos. "Nuestra voluntad es profesionalizar al máximo el club, determinar claramente las funciones de cada cual y, así, evitar que este o aquel entrenador se arrogue Tunciones directivas que no le corresponden" explica Vidunas Banelis, el nuevo gerente de la entidad.

Acabar con el 'saqueo'

El primer objetivo de la recién estrenada junta directiva es precisamente acabar con el constante saqueo de jugadores por parte de los clubes extranjeros, causado de modo fundamental por los bajísimos sueldos que cobran: un máximo de 20.000 rublos al mes, que, al cambio actual, son unas 13.000 pesetas. "A partir de ahora", comenta Maleckas, "vamos a pagar a cada jugador según su capacidad y rendimiento". En definitiva, como es lógico, les van a pagar más.

Pero, aunque mejoren las richas, los directivos son conscientes de que no van a poder recuperar a las figuras que juegan en España, Estados Unidos o Australia. Sí confían, no obstante, en atraer a aquéllos que en los últimos años se han ido a equipos polacos o checoslovacos con la golosina de unos ingresos de varios miles de dólares anuales. "Nosotros les ofrecemos las mismas cantidades, también en dólares, así como la oportunidad de volver a un equipo prestigioso que va a participar en la Copa de Europa", afirma el vicepresidente del Zalgiris. Para acabar de captar a estos jugadores confían en la capacidad de convicción de Sabonis, el líder incontestable del baloncesto de Kaunas.

Desde el punto de vista económico, los nuevos directivos aseguran que su objetivo es gestionar el club de tal manera que se logre un equilibrio entre los gastos y los ingresos. Incluso están seguros de que, en un primer momento, les va a costar dinero mantenerlo en el alto nivel de rendimiento deportivo que le ha caracterizado durante todo el decenio. de los ochenta. Pero no ocultan que a las empresas comerciales que se han hecho con el control de la entidad con nombres tan inequívocamente lituanos como Lita, Liauda, Ledia o Listlov- la asociación a un nombre tan prestigioso como el del Zalgiris les aportará una rentabilidad indirecta nada despreciable.

El Zalgiris, al fin y al cabo, ha sido la entidad deportiva que mejor ha sabido conservar la tradición del buen baloncesto que ya llevó a Lituania a ser campeona de Europa en 1937 -cuando el país, como ahora, era independiente- y que ha encabezado la pugna con los conjuntos rusos por la supremacía del baloncesto en la ya desaparecida Unión Soviética. Para seguir siendo una cantera de buenos jugadores, la primera medida ha sido crear la escuela de baloncesto que lleva el nombre de Sabonis y que, a partir de la próxima temporada, acogerá a los muchachos de la ciudad, hasta un total de 200, que mejores cualidades muestren.

Una paradoja política-

Maleckas está convencido de que el Zalgiris ha sido un elemento fundamental para la toma de conciencia nacional de los lituanos porque, con sus victorias sobre el TSKA de Moscú, el equipo del Ejército Rojo, ayudó a superar "el complejo de inferioridad" y a indicar el camino de que "la independencia era posible". Pero ahora, confiesa Banelis, el alto grado de politización de los ciudadanos en estos primeros momentos de la independencia "ha hecho descender el número de espectadores" y, por consiguiente, los ingresos por recaudaciones. La vía de salida por la que han apostado los nuevos directivos ha sido vincular fuertemente la iniciativa privada y el baloncesto. "Al fin y al cabo, los negocios y el deporte siguen unas mismas reglas de competitividad", sentencia, sonriendo, Maleckas.

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