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El orgullo y la sequía

El ciclismo francés bebe del orgullo para combatir la sequía. La presente edición del Tour puede convertirse en la séptima consecutiva sin que un corredor anfitrión escale el podio de París. Bernard Hinault, en 1985, fue el último en lograrlo. Semejante situación sólo encuentra un antecedente en toda la historia de la carrera: el comprendido entre los años 1912 y 1922, bélico periodo dominado por la caballería belga (Defraye, Thys, Lambot y Scieur).Hubo otra época oscura más allá de los Pirineos, la que marcaron Eddy Merckx, también belga, y su único rival, el español Luis Ocaña, entre 1969 y 1975. Sin embargo, allí estaba Bernard Thevenet para acabar con la escasez en 1976. El nuevo Thevenet, el sucesor de Hinault, ya tiene, a falta de comprobar su auténtica categoría, nombre: Luc Leblanc (Castorama), de 25 anos, reciente ganador del Campeonato de Francia.Los expertos franceses ya han hecho su apuesta, como en el pasado la hicieron, aunque equivocadamente, con otros: Mottet, Simon, Marie, Boyer, Madiot o Bernard. Esta vez, afirman, va en serio. Es una cuestión de orgullo, no de matemáticas. Por primera vez en la historia, sólo tres equipos franceses (Z, RMO y Castorama) figuran en el pelotón. La cifra de corredores de dicha nacionalidad ocupa una quinta parte del total: 36 de 198. Malos tiempos, pues, para los inventores de la fiesta y demasiada responsabilidad para Leblanc, cuyo palmarés ofrece, hasta el momento, simples destellos, aunque intensos: campeón francés, ganador de la Midi Libre, segundo en el Tour de L'Oise, en la clásica de los Alpes y en la Dauphine Liberé, y quinto en el Tour del pasado año, en el que llegó a vestir de amarillo en la llegada a Jaca. Un dato le avala: su padrino es Ciry1le Guimard.

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El país más laureado

Francia es, con diferencia, el país más laureado en el Tour: 36 victorias. Le siguen Bélgica (18), Italia (S), España y Luxemburgo (4), Holanda y Suiza (2), e Irlanda (1) .Sin embargo, desde la retirada de Hinault, el podio ha sido cosa de un estadounidense (Lemond), un irlandés (Roche) y dos españoles (Delgado e Induráin).

El Caimán lo ve claro: "Cuando me retiré no pensaba que pasaría tanto tiempo sin ver a un nuevo campeón francés. Sin embargo, lo peor es que no creo que las cosas vayan a cambiar. Es muy sencillo: los españoles y los italianos son mejores que nosotros. Tenemos buenos corredores, pero ninguno capaz de dominar la carrera durante 23 días". Hinault, como muchos otros, confía en la gran reforma que el ciclismo francés experimentará el próximo año con la entrada de grandes grupos patrocinadores.

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