El gran saltador
Iván Zamorano, de 25 años, fue una de las revelaciones de la pasada temporada. En el mes de enero, había logrado 11 de los 30 goles del Sevilla. Pero su rendimiento bajó, paradójicamente, cuando comenzó a especularse con su fichaje por el Madrid. A partir de entonces, el jugador sufrió una serie de lesiones que sólo le permitieron aumentar su cuenta en un tanto más. De sus 12 goles en 30 partidos, Zamorano realizó siete con la pierna derecha y cinco en remates de cabeza. Fue amonestado nueve veces y expulsado en dos ocasiones.Lo que convirtió a Zamorano en un ídolo para la afición sevillista fue su espectacularidad en los remates de cabeza. Las pruebas físicas practicadas a la plantilla sevillista a mitad de temporada revelaron en el chileno unas cualidades físicas extraordinarias. No las entrena específicamente, según confesó el jugador, y "podrían mejorarse con la práctica" según el que era su preparador físico, Modesto Emir Turren.
En las pruebas físicas, Zamorano fue el mejor sevillista en la prueba de potencia de salto. A pies juntos, elevó su cuerpo del suelo 61 centímetros. También demostró una gran elasticidad al separar lateralmente sus extremidades inferiores en 1,72 metros, abarcando casi su propia estatura (1,78). Una tercera prueba completa el cuadro de sus mejores aptitudes. Zamorano sobrepasó en 14 centímetros la línea del piso en la prueba de flexibilidad, que consiste en flexionar el tronco al frente, de pie, y con las rodillas extendidas. Sólo jugadores como Cortijo (+16) y el guardamete Unzué (+19) le superaron, "claro que estos dos son casi de goma", justificó el preparador físico. Junto a estas aptitudes, Zamorano demostró otras condiciones atléticas que no son habituales en los delanteros: 3.000 metros recorridos durante el Test de Cooper (12 minutos de carrera continua) o 7,46 segundos en 60 metros.
El jugador ha restado siempre importancia a este análisis físico, y explica que "la motivación psicológica y el equilibrio", son las claves de su marcha deportiva. Ha confesado que no se ejercita específicamente para potenciar su salto, y que las pesas le dejan "muy rígido".
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