La española apuesta por Seles

"Yo no sé lo que puede ocurrir", explicó Arantxa Sánchez sobre la final, "pero me inclino a pensar que será Mónica Seles la que gane. Tiene un juego más sólido desde el fondo de la pista. Pero, claro, puedo equivocarme en el pronóstico".Arantxa, en su comparecencia antes los medios de comunicación tras su eliminación, también se aventuró a hacer un pronóstico sobre la Liga: "El Barcelona ganará 3-0 y se llevará el título".

Mónica Seles y Steffi Graf disputarán mañana en París la final deseada por la mayoría de espectadores. La número uno del mundo y la dos demostraron en las semifinales y a lo largo de todo el torneo que son las jugadoras más en forma, tanto física como mentalmente, del momento.

Seles entrará en la pista con el bagaje de haber ganado los últimos cuatro torneos del Grand Slam en los que ha participado. Steffi, con la mente puesta en conquistar un triunfo que necesita a toda costa para seguir en la lucha del primer puesto mundial.

Las dos tenistas se han enfrentado hasta ahora en siete ocasiones, de las que Graf ha ganado cinco.

Seles solamente se impuso a la alemana en 1990, dos veces. Antes y después, los triunfos fueron para Steffi, incluidos los dos últimos, el año pasado.

Steffi Graf posee 10 títulos del Grand Slam, a sus 22 años. Seles tiene cinco coronas y 18 años. Puede ganar cualquiera.Lo que sí será seguro, dentro de una final abierta, es que Seles repetirá su concierto de gritos habitual en todos sus partidos. Ayer volvió a hacerlo. En eso ganó por goleada a Gabriela Sabatini. A Monica Seles no se le va la fuerza por la boca, sino que parece recibirla. Pero la tienen que sufrir, sin duda, el público y sus rivales. En cada golpe, un gruñido; y en cada fallo, un lamento. Todo un espectáculo audiovisual.

Ayer no fue una excepción. La diferencia ahora es que Seles, de nuevo con su pelo natural, oscuro, parece más mayor que antes, cuando era una niña rubia que empezaba a asombrar. Muchos decían que esa fuerza le duraría poco. Había el precedente de Tracy Austín. Pero sigue.