Los debates de la III Asamblea de IU ahondan las discrepancias ideológicas y organizativas internas

JUAN G. IBÁÑEZ / ANABEL DÍEZ La III Asamblea de Izquierda Unida QU) puso ayer públicamente de manifiesto la hondura de las divergencias ideológicas, estratégicas y organizativas entre los seguidores de Julio Anguita, en su mayoría militantes de¡PCE, y los renovadores, encabezados por Nicolás Sartorius. Anguita reconoció ayer que en los debates ha prevalecido "la firmeza" en el sector mayoritario y anunció que hoy, en la jornada de clausura, ofrecerá una mano tendida a los que ya son seguros perdedores. Una declaración de intenciones a la que los renovadores no concedían anoche credibilidad alguna. A juicio de estos últimos, los cambios aprobados por la mayoría alteran el funcionamiento tradicional y la identidad de Izquierda Unida.

El propio Julio Anguita tuvo que intervenir desde la tribuna para conseguir la aprobación de la retirada de] proyecto organizativo. Este documento contenía un severo régimen de incompatibilidades que habría impedido a Anguita simultanear la secretaría general del PCE y el cargo de coordinador de Izquierda Unida.

Asimismo, limitaba la permanencia en los cargos públicos e introducía el sistema de referéndum para adoptar decisiones trascendentales.

La retirada del citado documento significa que Izquierda Unida sale de esta asamblea sin un diseño organizativo, carencia a la que hay que sumar la renuncia a aprobar un borrador de programa electoral, en contra de lo inicialmente previsto. Además, esta asamblea ha postergado la elección del cabeza de cartel electoral y futuro candidato a la presidencia del Gobierno.

"Ni pan ni perro"

El intento de establecer, de forma más o menos soterrada, una federación de partidos bajo las siglas de Izquierda Unida provocó un enfrentamiento personal entre Julio Anguita y el diputado Pablo Castellano. El secretario general del PCE resaltó que se trataba de una decisión democrática y que quien no la aceptara no debía esperar "m pan ni perro".

Castellano, en tono de indignación, replicó, dirigiéndose a los delegados: "No se os ocurra aprobar nada que sea una invitación velada a que alguien se vaya para quedaros definitivamente con todo", en alusión a los miembros del PCE. Otros compafieros de Pablo Castellano interpretaron inmediatamente la advertencia de Julio Anguita como una amenaza de castigo cuando se elaboren las próximas listas electorales.

Tras meses de debate sobre la conversión de Izquierda Unidaen un partido o en una federación, la mayoría de la asamblea aprobó la siguiente autodefinición: "IU es un movimiento político y social, unitario en la línea política general y en el programa, organizativamente federal e ideológicamente plural de la izquierda que agrupa a los partidos, colectivos y personas que voluntariamente acepten los estatutos". Junto a esta definición fue aprobado, en el marco de los estatutos, el encargo de la asamblea a la futura presidencia de que inscriba a Izquierda Unida como una federación de partidos.

Junto a estas discrepancias organizativas, los debates de ayer reflejaron el enfrentamiento político e ideológico respecto a la construcción europea y a las relaciones con la Internacional So-cialista (IS). La mayoría de los delegados aprobó una enmiendapor la que se acuerda establecer contacto y diálogo "con aquellas fuerzas políticas de países europeos que se sitúan en la práctica frente al proyecto de construcción europea del capital".

Asimismo, el sector mayoritario descalificó por sus "contradicciones" a los partidos de la Internacional Socialista e incluso a la Confederación Europea de Sindicatos (CES), un organismo del que forman parte CC 00 y UGT.

Europa conservadora

Desde el punto de vista de los seguidores de Anguita, la construcción europea está dirigida por gobiernos y partidos conservadores, entre los que citaron al canciller alemán, Helmut Khol; al primer ministro británico, John Ma . jor, y a Felipe González.Julio Anguita explicó que'lo que pretende es abrir el espectro de partidos con los que colaborar, frente "al cierre" que en su opinión supondría para Izquierda Unida establecer relaciones privilegiadas con la Internacional Socialista, como deseaban los renovadores.

Estas divergencias hubieran llevado a una situación límite si en la noche del viernes los dirigentes de ambos sectores no hubieran llegado al siguiente acuerdo: la exclusión del debate de cualquier crítica a la Constitución, a la democracia española y al socialismo democrático como ámbitos de la actuación de Izquierda Unida. Un pacto provocado por la existencia de enmiendas que equiparaban la vía insurreccional y la democrática para el acceso al Gobierno. Otras enmiendas abogaban por la reinstauración de la república.