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NECROLÓGICAS

Salvador Nava, 'el Gandhi mexicano'

El veterano líder de la oposición al partido único mexicano Salvador Nava Martínez murió el pasado lunes en San Luis de Potosí (México), a los 78 años, a consecuencia de un paro cardiaco provocado por una infección abdominal, según informó su hijo Manuel Nava. Salvador Nava padecía de un cáncer de vesícula desde hace dos años. El pasado 8 de mayo anunció su retirada de la política al diagnosticarle los médicos irreversible su mal. Apodado el Gandhi mexicano por la prensa de la oposición, Nava, más que un político, era un símbolo por encima de partidos y de ideologías: el de un luchador infatigable contra la omnipresencia y el largo gobierno en solitario del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Incluso en algún momento llegó a materializar las vanas esperanzas de los que creían posible una unión de la derecha y de la izquierda contra un PRI omnipotente.

Acusado en el pasado de subversivo y violento por los representantes del Gobierno, detenido y torturado, recibió la visita y los elogios del presidente mexicano Carlos Salinas de Gortari al día siguiente de su retirada política. "Es un hombre", declaró el presidente, "comprometido en el avance de la democracia sin violencia en nuestro país".

Oftalmólogo de profesión y profesor de la Universidad de San Luis de Potosí, comenzó su largo enfrentamiento a los políticos oficiales que dominaban en su Estado en los años cuarenta. En 1959 fue elegido alcalde de su ciudad. Dos años más tarde se presentó a gobernador del Estado. El candidato oficial del PRI proclamó su victoria en medio de las protestas y las acusaciones de fraude de la oposición. Las manifestaciones de los partidarios de Navas fueron reprimidas con especial dureza, y se saldaron con varios muertos y la detención de Nava y todo su equipo.

En 1982 fue elegido de nuevo alcalde de San Luis con el apoyo del partido derechista Acción Nacional y de toda la izquierda. La alianza de las fuerzas políticas de todas las tendencias -excepto, lógicamente, el PRI- volvió a producirse en las elecciones a gobernador de San Luis del pasado mes de octubre. De nuevo, Navas fue el vencedor moral y de nuevo fue proclamado gobernador el candidato oficial, entre acusaciones de corrupción y de fraude electoral.

Navas encabezó entonces una marcha de protesta de más de 400 kilómetros, al frente de sus seguidores, hasta Ciudad de México. Pero esta vez ocurrió lo inesperado: Carlos Salinas, que había asistido a la toma de posesión del nuevo gobernador, le obligó a dimitir y nombró un interino hasta las elecciones de 1993.

El que podría ser su testamento político apareció el lunes pasado en el diario mexicano La Jornada. En él, Navas propugnaba la creación de un movimiento ciudadano por la democracia, insistía en la no violencia y la desobediencia civil como métodos de lucha para la reforma radical del sistema político y defendía la necesidad de desmantelar la omnipotencia dictatorial del presidente de la República, sometiéndole a la vigilancia efectiva de los poderes legislativo y judicial.

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