Bases en juego
El recurso estadístico es siempre tentador. Los números son tan elocuentes como engañosos, provocan filias y fobias, igual sirven para justificar cualquier derrota como para magnificarla. La oferta estadística es tan amplia en el baloncesto que permite la manipulación o la lectura interesada. Cuando los argumentos sentimentales escasean, como es el caso de esta final que celebra hoy (20.30 horas, Palacio de Deportes, televisiones autonómicas) su cuarto partido, agarrarse al baile de cifras es un recurso legítimo. Dado que el Joventut gana por dos victorias a una, ¿en qué aspectos ha sido mejor que el Madrid?. Dado que Madrid y Joventut nunca han llevado su mutua rivalidad al extremo, ¿qué argumentos meramente numéricos inclinan el resultado para uno de los contendientes?.
Los números destilan igualdad en los conceptos más socorridos. Madrid y Joventut no han mostrado desequilibrio reboteador (109 rebotes el Joventut por 107 el Madrid), ni abusado del triple (18 el Madrid por 19 el Joventut), ni desvirtuado sus porcentajes naturales. Tampoco han perdido jugadores importantes por faltas personales y los quintetos titulares han hecho la mayor parte del trabajo. Puestos a buscar divergencias surge una abierta disparidad entre la eficacia de los hermanos Jofresa y la del duo Llorente-Antúnez. Puestos a cuestionar las cifras, la igualdad en el número de triples conseguidos va en detrimento, sin lugar a dudas, del Madrid.
Los hermanos Jofresa han sumado 62 tantos en tres partidos, por 24 los dos bases madridistas, una diferencia amplia. Puede afirmarse, en pura teoría, que el Madrid no necesita demasiado los tantos de sus bases porque dispone del duo Simpson-Biriukov y sí el Joventut que sólo cuenta con Villacampa como arma exterior (Smith anota siempre cerca del aro). Sin embargo, suponiendo que la defensa verdinegra tiende a cerrarse sobre Brown y Simpson, aceptando que ha identificado perfectamente las armas madridistas, el base debe cooperar de algún modo a romper la asfixia que van a sufrir sus mejores anotadores. No ha sido ese el caso de Llorente y Antúnez.
La final tiende a desequilibrarse por ese lado. Lo dicen los números. También dicen los técnicos que hay bases que dirigen y bases que ponen cara de dirigir. Lo malo para el Madrid es que eso último es difícil de detectar en una estadística.
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