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El líder Moderado Masud declara "subversivas" a las guerrillas que combaten al Gobierno de Kabul

Juan Jesús Aznárez

Masud, de 39 años, es el comandante Ahmed Sha Masud, el León de Pánshir, efectuó ayer su entrada triunfal en Kabul al frente de 100 carros de combate y 5.000 muyahdin con moral de victoria. El vencedor de Kabul denunció como "subversiva" a las guerrillas que todavía combaten a la Administración provisional instalada en Afganistán acogida favorablemente por la Comunidad Europea. Grupos de guerrilleros de su principal rival, Gulbudin Hekmaniar, intentaron evitar su entrada en la capital pero el nuevo hombre fuerte de Kabul ignoró con un pequeño rodeo los disparos de artillería. Este hostigamiento no pudo ni que sus tropas penetraran en la ciudad y reforzaran sus posiciones.

Masud, de 39 años, es el hombre que ha implantado una severa disciplina entre sus hombres y ha dotado de uniforme a su ejército irregular. Sonrió desde su jeep cuando decenas de periodistas le asaltaron en la casa del primer ministro. "¡Es Masud, es Masud!", gritaban algunos corresponsales con el entusiasmó del seguidor que acababa de localizar al ganador de siete oscars cinematográficos. Masud, en unas breves declaraciones a su salida de la reunión con los miembros del Consejo Provisional de Gobierno, llamó a la reconciliación, pero advirtió que empleará medidas de fuerza contra quienes combaten a la Administración, que trata de poner orden en un país destrozado por 13 años de guerra civil.La Comunidad Europea (CE) hizo público ayer un comunicado en el que asegura que acoge favorablemente "la formación de un Consejo de Gobierno transitorio en Kabul bajo el liderazgo del profesor Sibghatullan Mojaddedi", informa Europa Press.] '

La llegada del León de Panshir ha sido bien recibida en los famélicos mercados de Kabul, enclavados en un valle cercado de montañas nevadas, piezas de artillería y carros de combate.

"Espero que con la llegada de Masud todo se normalice" dice Habid, un vendedor de huevos en él mercado central, que está partido por un canal de aguas turbias y caudalosas. Habid, de 50 años, ofrece a la venta varias docenas de huevos conseguidos en una población distante 50 kilómetros. Es su medio de vida en una ciudad donde la comida y el agua escasean. La ausencia de energía eléctrica impide cocinar en la mayoría de los hogares.

Los miles de afganos que se pasean por este mercadillo de la capital -parecen recorrer un trayecto imaginario y sin rumbo fijo; mano sobre mano, sentados y en recorridos decida y vuelta, comentan la situación.

Los corderos, despellejados colgados de ganchos se cotizan al doble pero los habitantes de Kabul: parecen ser, seres humanos acostumbrados a la penuria y al sufrimiento."Podemos sobrevivir con poco: ayer tomé un té por la mañana un par de huevos al mediodía y un poco de arroz por la noche.

En insiste al dialogo Habid dice que la culpa Ia tiene Hekmatia y sus fanáticos seguidores . El empresario, el incipiente empresario de productos avícolas, confía en el futuro y en que puedan regresar al país los millones de refugiados de Pakistán e Irán. Nadie quiere en Kabul a los milicianos del general Dostam, que defendió durante años al régimen comunista de Kabul, pero después despechado por un desprecio del del presidente de Mohamed Najibuláu se aceleró el derrumbe del sistema prosoviético.

Ammán, dé 40 años, piensa que los milicianos de los que se cuentan cosas los deben irse de la ciudad "La alianza de, Masud con ellos fué inteligente, pero áhora Ios,afganos debemos unirnos"

La situación mejora

La situación tiende a una ligera mejoría a pesar de que mayoría de los puestos, comercíos y escuelas dé la ciudad permanecen cerrados. La presencia guerrillera, se ha intensificado en esta capital polvorienta, que debió de ser bella antes de los obuses.Carros de combate protegen los acuartelamientos de las tropas de Masud. Apenas se escuchan disparos y la situación parece totalmente controlada por el, León de Panshir. Viajeros llegádos del sur del país afirman que la guerrilla de Hekmatiar se bate en aquella región.

Mientras tanto, una flotilla que salteadores de caminos, que se identifican como taxistas, se enriquecen con la necesidad informativos los más de 250 periodista extranjeros que pululan por Kabul, la mayoría de los cuales parecen ahora más interesados en encontrar la forma de salir de la capital que en el desarrollo del proceso afgano, militarmente sentenciado, pero políticamente incierto.

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