González apoya a Serrano, pero le pide que evite el congreso extraordinario de la FSM

El secretario general del PSOE, Felipe González, pidió ayer al secretario general de la Federación Socialista Madrileña (FSM), Teófilo Serrano, que haga todos los esfuerzos posibles para evitar que los socialistas madrileños tengan que zanjar sus graves diferencias actuales con el recurso excepcional de un congreso extraordinario. González, tras entrevistarse ayer en La Moncloa con Serrano, convocará hoy o mañana al presidente de la FSM, José Acosta, para forzar un acuerdo.

Serrano salió satisfecho de la entrevista que mantuvo a mediodía de ayer con el presidente del Gobierno. Este encuentro se produjo una semana después del mantenido en la ejecutiva federal, en la que participaron el propio Serrano y el presidente de la FSM, José Acosta, sin resultados claros.González reconoció a Serrano lo imprescindible de que el sector acostista -próximo a Alfonso Guerra y enfrentado a Serrano- reconozca su autoridad como secretario general.

Los miembros de la ejecutiva regional próximos a Serrano entienden que tanto el secretario de organización, Francisco Cabaco, como el de intervención económica, José María López, hombres de Acosta, obstaculizan con todo tipo de métodos el trabajo de la mayoría ganadora del último congreso, hace un año.

Felipe González le precisó ayer a Serrano que, si Acosta no retira el recurso que ha planteado contra la actual dirección del partido en Madrid o cede a cambio la dimisión de sus dos hombres situados en esta ejecutiva, apoyará la celebración de un congreso extraordinario "con todas sus consecuencias".

El tono de estas propuestas es parecido a las planteadas por el secretario de organización del PSOE, Txiki Benegas, en la ejecutiva de la semana pasada, y que ya entonces ofreció tanto a Teófilo Serrano como a José Acosta. Benegas transmitió estas alternativas a González para las tuviera en cuenta ayer.

González le aseguró ayer a Serrano que, si Acosta no reflexiona sobre esta fórmula de acercamiento, le comunicaría también que en el congreso extraordinario se situaría inequívocamente a favor de la mayoría que ahora representa el secretario general de la FSM.

Peleas internas

Fuentes gubernamentales dan por sentado la incomodidad que a González le produce la perspectiva de un congreso extraordinario por lo que implica de imagen de peleas internas. No obstante, en virtud de la aprobada descentralización de los órganos de decisión del PSOE, el presidente no puede imponer a un secretario de federación que no celebre un congreso si ésa es su decisión y le apoya la mayoría de los militantes. Hace escasas semanas se vivió un episodio similar con los socialistas aragoneses.Los serranistas se mostraban ayer pletóricos por el resultado de la entrevista con González, pero muy poco optimistas ante la posibilidad real de evitar el congreso. Ningún sector del socialismo madrileño desea esta reunión con la militancia de base porque "reabriría demasiadas heridas".

Estas fuentes reconocieron que será muy difícil que Acosta admita las condiciones que le expondrá Felipe González. La falta de tiempo material apremia ante la convocatoria de la ejecutiva regional para las 19.30 de mañana. Si Acosta admite retirar el recurso, Serrano aplicaría inmediatamente el nuevo reglamento de funcionamiento interno y los dos acostistas desaparecerían del aparato madrileño del PSOE. Esta es la solución denominada light (suave).

Si Acosta no retira el recurso, debería consentir, al menos, que estos dos hombres del aparato cedieran sus cargos o se plegaran definitivamente a las consignas que emanan actualmente de la secretaría general. Esta posibilidad se define como heavy (dura). Si no sucede ninguna de estas dos cosas, Felipe González es partidario de un congreso para "aclarar de una vez por todas que esto de Madrid no es casual".

"A lo mejor es necesario llegar hasta el congreso para saber el motivo por el que Acosta ha provocado esta crisis justo después de las elecciones autonómicas de Cataluña", indicó un colaborador directo de Serrano. Lo que los serranistas tienen claro es que no pueden trabajar como hasta ahora.