_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La salida de la crisis

El mantenimiento de los despidos en la EMT ha querido ser interpretado por algunos como una maniobra de la empresa para deshacerse de la representación sindical y, en concreto, de Plataforma Sindical; o bien como una actitud intransigente de negarse a la negociación; o, por último, como una maniobra que esconde oscuros intereses. Tampoco ha faltado quien piense que si la empresa hubiese cedido se habría ahorrado mucho dinero y muchos problemas a los usuarios.Considero necesario dar respuesta a todas estas inquietudes. Primero, conviene aclarar que los despidos se han mantenido porque la empresa no puede renunciar a su responsabilidad como prestadora de un servicio público esencial, pues está especialmente obligada a ser respetuosa con las normas que lo regulan. Es razonable pensar que cUando una de las partes (Plataforma Sindical) se salta reiteradamente y a su arbitrio las reglas del juego, la otra (la empresa) tiene el derecho y el deber de aplicar la normativa que la defienda del abuso.

Tal vez a algunos la respuesta de la empresa les haya podido parecer excesiva e intransigente. Piensan que hubiera bastado con sanciones económicas y laborales menos drásticas que el despido. Sin embargo, parece lógico que las sanciones sean proporcionales a la gravedad de los actos que las motivan. Si no, se habría consagrado una situación de impunidad, menoscabando el principio de autoridad indispensable para el correcto funcionamiento de cualquier empresa, e incluso ocasionaría un agravio comparativo respecto de otros trabajadores sancionados conforme a las normas por otras infracciones laborales.

La EMT, empresa que presta un servicio público, no puede aceptar que su actividad se vea alterada en cualquier momento sin haberse respetado todas las salvaguardias legales. Transigir en este punto equivaldría a entregar la empresa en manos de quien más presión ejerza al margen de la legalidad. Tampoco puede tolerar que se utilice el amedrentamiento y la violencia contra quienes quieran ejercer su legítimo derecho al trabAjo, pues si no, el miedo acabaría dominando la relación laboral.

El deseo de la dirección de la empresa es negociar el convenio colectivo con los representantes legales de los trabajadores sin que la cuestión de los despidos, en manos de los tribunales laborales, condicionen emocionalmente las posturas de las partes en la negociación.

Las empresas atraviesan crisis cuyo tratamiento resulta a veces traumático y costoso. Pero ese coste puede darse por bien empleado si se consigue salir de la crisis, alejando el riesgo de nuevas huelgas salvajes e Ilegales y restableciendo un clima de armonía laboral que permita superar el difícil momento económico. Sólo, en este marco será posible conciliar una buena productividad y un buen servicio, con la seguridad en los puestos de trabajo y la mejora de sus condiciones laborales.

Estos objetivos deberían aunamos a todos -dirección y trabajadores- para sacar adelante nuestra empresa. Sólo cumpliéndolos conseguiremos la confianza del pueblo de Madrid y el respaldo de las instituciones.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

es director general gerente de la Empresa Municipal de Transportes.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_