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El Rey celebra en la sinagoga de Madrid "el encuentro con los judíos españoles"

Don Juan Carlos no pidió ayer disculpas por la expulsión de los judíos de España hace 500 años durante una ceremonia en la sinagoga de Madrid, que calificó de "entrañable para la Corona", porque, dijo, supone el "encuentro del Rey con los judíos españoles". Apenas aludió el Monarca en su discurso a la salida forzosa de la Península de cientos de miles de judíos, que no justificó pero sí explicó "como consecuencia de una razón de Estado que veía el fundamento de su unidad en la uniformidad religiosa".

Al cumplirse ayer los 500 años de la firma por Isabel la Católica de la real cédula de expulsión de los judíos, dos de sus descendientes, los rabinos Yudah Benasuly y Haham Salomón Gaón, bendijeron al Rey, este último en ladino, el castellano de los sefardíes: "El que es Todopoderoso que bendiga y guarde, que engrandezca y ensarce y eleve muy arriba a Su Majestad Juan Carlos Primo ( ... ) y a todos los que gobernan este gran Reinado de España".En una sinagoga atestada de personalidades, cinco dignatarios sefardíes -Jacques Laredo, Samuel Toledano, Edmond Safra Max Mazíh y David Greble-, recordaron emocionados la herencia común hispano-judía y ensalzar la figura del Rey.

Agradecido, don Juan Carlos, que se puso en la cabeza la kipa (birrete de la liturgia judía), rindió "homenaje a la fortaleza de espíritu" de los sefardíes y proclamó: 'Sefarad no es ya una nostalgia, sino un hogar en el que no debe decirse que los judíos se sientan como en su propia casa, porque los hispano-judíos están en su propia casa ( ... ) Lo que importa no es la contabilidad de nuestros errores o aciertos, sino la voluntad de proyectar y analizar el pasado en función de nuestro futuro".

No hubo por parte de los oradores sefardíes palabras rencorosas y sólo el presidente de Israel, Haim Herzog, que efectúa su primer viaje oficial a España, empleó repetidas veces en su alocución un término que disgusta a las autoridades españolas. Herzog sostuvo que su visita sella "una reconciliación histórica entre el pueblo judío y el español", mientras el propio presidente Felipe González afirma en privado que ni él ni los españoles deben reanudar su amistad con los sefardíes porque nunca se pelearon con ellos.

En la Casa de Jacobo, como se llama el templo judío de Madrid, Herzog tuvo, no obstante, palabras elogiosas sobre la actitud de España con los judíos en tiempos de Franco, aunque no nombró al dictador. "España", subrayó, "protegió a sus habitantes judíos durante la Segunda Guerra Mundil, prestó ayuda a los refugiados de los Balcanes y se esforzó incluso en liberar a los judíos de origen español de los campos nazis de exterminio, y ofreció albergue, al mismo tiem po, a los refugiados de Francia y de los Países Bajos".

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