Los socialistas franceses reconocen haber sufrido un nuevo descalabro en las elecciones cantonales
El Partido Socialista francés (PS) sufrió ayer una nueva derrota en la segunda vuelta de las elecciones cantonales, según reconoció sin ambages su primer secretario, Laurent Fabius. El poder socialista entró así en su segunda semana consecutiva de agonía y convulsiones. François Mitterrand debe sacar en los próximos días las conclusiones del descalabro de los suyos en las elecciones regionales del 22 de marzo y las cantonales de ayer. Los franceses esperan un cambio de Gobierno, pero Mitterrand no parece haber decidido aún qué personalidad sustituirá a la primera ministral, Edith Cresson.
Unos 20 millones de franceses debían participar en la segunda vuelta de las cantonales. Se trataba de designar los representantes de 1.423 cantones, colectividades territoriales equivalentes a las comarcas españolas. La participación fue más débil que en la primera vuelta, el 22 de marzo, pero ese día los electores tenían además una cita con las regionales. Ayer tenían el sentimiento de haber enviado su mensaje de protesta por el incremento del paro y la corrupción política que están caracterizando el segundo septenio presidencial de Mitterrand.Así comentó anoche Fabius los primeros resultados: "Vamos a perder consejos generales. Esto significa para el PS una seria derrota. El PS, el gobierno y el presidente de la república deben sacar con toda urgencia la lección de los dos fracasos electorales consecutivos". Esos resultados confirmaban las tendencias del 22 de marzo: hundimiento socialista, estancamiento de la coalición de derecha democrática RPRUDF, ascenso de la ultraderecha y los ecologistas. El RPRUDF arrancó a los socialistas seis feudos históricos de la- izquierda. "El cambio está en marcha", proclamó Alain Juppé, número dos del RPR.
De los siete miembros del gobierno socialista candidatos en otros tantos cantones, seis fueron elegidos. Pero Jean Louis Bianco, ministro de Asuntos Sociales y "favorito" de Mitterrand, fracasó en el cantón de Forcalquier. Era la primera vez que Bianco se presentaba a una elección. Cresson arrancó el puesto de consejera general en su feudo de Chatelleraut con el 51% de los votos, 6 puntos menos que en su anterior presentación ante los electores de este cantón, en 1985.
Sondeos difundidos inmediatamente después de conocer los resultados de las cantonales aseguran que el 68% de los franceses desean la salida de Cresson y un 61% son favorables a anticipar las legislativas previstas para el primer trimestre de 1993.
El hundimiento del PS fue agravado ayer por el escándalo provocado por la elección, el pasado viernes, de dos ministros como presidentes regionales con los no solicitados votos del ultraderechista Frente Nacional (FN). Uno de esos ministros, Jean-Pierre Soisson, fue cesado por Cresson el sába do, al no renunciar a la presidencia de Borgoña.
Pegados al teléfono
Toda la clase política da por sentado que en los próximos días Mitterrand efectuará cambios en el gobierno. "Mitterrand no es sordo ni ciego", dijo la pasada semana Jack Lang, el ministro de Cultura. Lang, Pierre Beregovoy, ministro de Economía, y Jacques Delores, presidente de la Comisión Europea, son algunos de las personas que ya no se despegan del teléfono. Esperan una llamada presidencial ofreciéndoles la jefatura del gobierno.
La decadencia del Partido Socialista (PS) y la crisis del gobierno son aspectos de un fenómeno más profundo: el final de reino de Mitterrand.
Muchos observadores afirman que también está muriendo la V República fundada por el general De Gaulle en 1958. Durante casi siete lustros, la V República ha impedido la inestabilidad gubernamental que fue el cáncer de Francia al término de la II Guerra Mundial. Pero desde el 22 de marzo, la situación es radicalmente diferente. Ahora los presentadores de los programas televisivos de debate político tienen que invitar a un mínimo de siete personas: los representantes del neogaullista RPR, la liberal UDF, el PS, el FN, Generación Ecología, Los Verdes y el Partido Comunista. Ninguna de esas fuerzas dispone por si sola de más del 20% de los votos.En el campo de la derecha, el FN, sediento de respetabilidad, ofrece sus servicios a la coalición RPR-UDF, pero ésta huye de Le Pen como del diablo. En la izquierda también hay un divorcio, pero en este caso es la fuerza principal, el apestado PS, la que canta serenatas a los ecologistas y comunistas sin encontrar el menor eco. Lo ocurrido el viernes fue un perfecto ejemplo de la nueva situación "a la italiana". En 15 de las. 18 regiones que eligieron presidente, éste dispuso tan sólo de mayoría relativa, lo que implica que, durante los próximos seis años, gobernará haciendo malabarismos.
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