La Cinq, primera gran cadena privada europea al borde de la desaparición
La Cinq fue, en febrero de 1986, la primera cadena privada gratuita en el paisaje audiovisual francés. A partir del próximo 3 de abril, puede ser la primera de las grandes televisiones privadas nacidas en Europa en la década de los ochenta que desaparece de las pantallas.
El italiano Silvio Berlusconi acaba de renunciar a su proyecto de salvación, y esto significa el penúltimo golpe a una cadena que nunca consiguió dotarse de una programación y una imagen coherentes. En sus seis años de existencia, La Cinq ha tenido tres gestores sucesivos: Berlusconi, Robert Hersant y Hachette. Los tres han intentado competir con las dos principales cadenas generalistas del país, la privada TF-1 y la pública Antenne 2, pero ninguno ha conseguido encontrar un modelo propio. Berlusconi intentó imponer su modelo "espaguetis y Coca-Cola", es decir, concursos y telefilmes norteamericanos. Hersant, el patrón del diario Le Figaro, apostó por mucha información en directo, pero la exhaustiva cobertura de la revolución rumana y la guerra del Golfo estuvo repleta de exageraciones y errores. Hachette apostó por los "programas familiares" pero ni la audiencia ni la publicidad siguieron a las costosas inversiones.Aunque La Cinq esté clínicamente muerta, los periodistas y los otros empleados decidieron ayer seguir trabajando "hasta el último segundo". También solicitaron "la movilización" del millón de personas que, en los últimos tres meses, se han adherido a la asociación popular de defensa de La Cinq. Esta tenacidad, decía ayer Libération, puede producir "uno de los mejores reality shows de la historia de la televisión mundial: la agonía y muerte de una cadena en directo".
Los recursos financieros de La Cinq le permiten seguir emitiendo un par de semanas. Pero si el 3 de abril no ha aparecido ningún príncipe azul dispuesto a invertir un mínimo de 40.000 millones de pesetas, el Tribunal de Comercio de París propondrá el cierre al Consejo Superior Audiovisual, el organismo responsable en Francia de la radio y la televisión.
Propuesta italiana
Berlusconi, propietario de un 25% de las acciones de La Cinq desde su nacimiento, se había ofrecido a reactivar la cadena después de que, a finales del pasado año, el grupo editorial Hachette renunciara a seguir actuando como principal operador de la misma. Hachette había perdido en la empresa unos 40.000 millones de pesetas.Pero el italiano no ha encontrado socios franceses dispuestos a seguirle en esta aventura. Los poderes públicos, las entidades financieras y los principales empresarios del mundo de la comunicación piensan que La Cinq es esa cadena generalista que le sobra al actual paisaje televisivo francés. La Cinq nunca ha conseguido superar el listón del 15% de la audiencia, y en la actualidad es seguida por apenas un 11% de los telespectadores.
Al anunciar que arrojaba la toalla, Berlusconi dijo que el Gobierno y las grandes entidades financieras de Francia habían sido "hostiles" a su intento de salvación. El Gobierno socialista, en efecto, desea la desaparición de La Cinq, a fin de instalar en su lugar la cadena pública cultural por cable La Sept. El italiano afirmó asimismo que las otras cadenas privadas francesas habían ejercido "grandes presiones" sobre los socios potenciales de su proyecto. TF-1, propiedad del empresario de la construcción Francis Bouygues, y Canal Plus, presidida por André Rousselet, nunca han ocultado su interés por ocupar el hueco de La Cinq con una cadena de información continua, una CNN francesa.
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