Subasta para millonarios en torno al agua
La guerra de Perrier se plantea como un juego amable, aunque puede ocasionar víctimas
Para Giovanni Agnelli, la batalla por el control de la empresa Perrier, esta guerra de las burbujas que debe estar dando millones a los abogados y trae de cabeza a buena parte de la Administración francesa y europea, es una "una partida de póquer, en la que las cartas están echadas". Antoine Riboud, presidente de BSN, la ha comparado con "una partida de tenis o golf, que acabara, como todas, con una buena cena". Y Gerard Worms, presidente de Suez, ha preferido el símil de la pelea de familia que debe terminar reconciliada.
Como es normal en el póquer, la apuesta aumenta a medida que avanza la partida. El que más se juega es, probablemente, Riboud. Una derrota en toda regla podría poner en peligro su permanencia al frente de la BSN, el gran grupo francés que hace el número 11 en el mercado mundial de la alimentación, 10 puestos por detrás de Philip Morris y sólo uno después de la Coca-Cola. Pero incluso la victoria le dejaría en una extraña asociación con la Nestlé, tercer grande mundial del sector y principal competidor de BSN en el mercado europeo.Para la familia Agnelli, una derrota supondría la pérdida de una buena operación concebida como no problemática y el consiguiente daño de imagen en Italia. La prensa constataría que incluso a los señores de Turín les pueden dar el portazo en los buenos salones empresariales de Francia, un terreno en el que, como tradicionalmente francófilos, se habían paseado hasta ahora sin problemas.
Gerard Worms, quien ha declarado abiertamente que Suez no tiene intereses estratégicos en el mundo de las burbujas, se juega la valorización de un paquete accionarial que le vendría al dedo para realizar liquidez y tapar los agujeros que dejó en su grupo la larga guerra con Carlos de Benedetti por el control de la Société Générale de Banque belga.
La multinacional suiza Nestlé es el único contendiente no ligado a los demás por participaciones cruzadas. Es la última llegada a la mesa de juego y su objetivo es claro: poner un pie firme en el mercado europeo de las aguas minerales, que tiende a un proceso de concentración a impulsos de la perspectiva de una Europa unida.
De hecho, Perrier, BSN y Nestlé son los tres grandes del mercado mundial de las aguas minerales, un sector todavía fragmentario a pesar de ser altamente rentable, ya que sus costes se limitan casi a la publicidad y la distribución.
Con una facturación anual próxima a los 160.000 millones de pesetas, BSN (Evian, Badoit, San Geminiani, Ferrarelle, entre otras marcas) controla el 21% del mercado francés, el 18% del italiano y el 14% del británico y una parte sustanciosa del mercado español, a través de Font Vella. Toda la entrada de Riboud en Italia se hizo en acuerdo y armonía con la familia Agnelli, que, junto a otros intereses previos en la alimentación italiana, tomó una cuota de más del 5% en la empresa francesa. En justa correspondencia, Riboud ha sido hasta el pasado mes de julio, cuando cesó por edad, consejero de Fiat
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