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115 muertos y más de 300 atrapados en una explosión de grisú en una mina turca

Al menos 115 mineros resultaron muertos el martes y 87 heridos en la mina de carbón de Kozlu, cerca de la ciudad turca de Zonguldak, 270 kilómetros al noroeste de Ankara. Más de trescientos mineros seguían atrapados anoche en el fondo de la mina, y las esperanzas de rescatarlos con vida iban disminuyendo conforme pasaban las horas.Una doble explosión de grisú sorprendió a los mineros el martes por la noche a 560 metros de profundidad y desencadenó un incendio. Los sistemas de alerta de la mina, que es propiedad del Estado, no pudieron evitar la catástrofe, ya que el fuego se propagó con mucha rapidez, y los mineros apenas tuvieron tiempo de reaccionar antes de fallecer, por asfixia la mayoría de ellos.

Quince galerías, de las que 13 resultaron completamente destruidas, se vieron afectadas por el accidente. Las explosiones produjeron, además, un hundimiento de hasta cinco kilómetros cuadrados de superficie, y se teme que muchos de los mineros desaparecidos hayan muertos aplastados.

Los responsables de la operación de salvamento empezaron ayer a construir muros de tierra y de cemento a la entrada de las galerías para sofocar el incendio, que seguía todavía por la tarde, y aislar las últimas bolsas de morióxido de carbón. Se teme, sin embargo, que esta medida dificulte aún más la evacuación de los posibles supervivientes.

Una muchedumbre de familiares de los mineros se agolpaba ayer en torno al hospital de Zonguldak, vigilado por la policía y el Ejército. Unas camionetas sacaban por la puerta trasera los féretros de los mineros cuyos cuerpos ya habían sido reconocidos por su familia. "Las galerías estaban llenas de cuerpos cuando corrimos hacia el nivel superior", explicó Salih Yanik, uno de los supervivientes, que estuvo atrapado durante cuatro horas en el fondo y que hoy se recupera en el hospital. "Oímos un ruido como el rugido del viento. No lo puedo olvidar".

Su compañero, que escapo con heridas en el rostro, contó que salió disparado a varios metros por la onda de la explosión. "No oí nada, pero vi rocas y trozos de acero volando por todas partes", dijo.

Visita del primer ministro

El primer ministro, Suleyman Demirel, se trasladó en helicóptero a última hora de ayer al lugar de la catástrofe y visitó a los mineros hospitalizados. "Haremos todo cuanto podamos para sacar viva a la gente. Es una tragedia nacional, y Dios quiere que no se repita otra cosa así", dijo. Deniírel anunció un luto nacional. Mientras, la radio y la televisión turcas suspendieron su programación habitual y sólo retransmitían música fúnebre.Esta catástrofe ha provocado la consternación en toda esta región cercana al mar Negro, cuya economía depende de la actividad del carbón. Las vetas, sin embargo, están cada vez más agotadas, y su explotación ha dejado de ser rentable. Los mineros temen que este accidente acelere el cierre. "No quiero volver al pozo", dice en su lecho del hospital Necati Turkurn, un minero herido, padre de cinco hijos. "Pero tengo que llevar pan a casa. ¿Y qué puedo hacer aparte de la mina?".

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