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El mantenimiento de la coalición divide a IU en dos sectores entre augurios de ruptura

Anabel Díez

Los dos sectores de Izquierda Unida alcanzaron ayer en la reunión de su consejo federal el punto de mayor enfrentamiento desde que comenzaran las discrepancias, hace un año, entre partidarios o no de mantener la existencia de partidos, agravándose paulatinamente por las diferencias ideológicas, políticas y organizativas. Los críticos espetan al sector de Julio Anguita que pretende conducir a Izquierda Unida hacia tesis comunistas periclitadas, mientras que el otro sector reprocha a los críticos su tendencia "socialdemócrata".

"Estamos ante una situación de terrorismo político", afirmó Alonso Puerta, secretario general del Pasoc, dirigiéndose a los partidarios de Anguita, en un ambiente de crispación en el que se escucharon pesimistas augurios de ruptura suavizados a lo largo de las 12 horas de debate.La jornada de trabajo terminó mejor que empezó, ya que se votó por unanimidad un accidentado documento político con aportaciones de los dos sectores. El clima de desconfianza se puso de manifiesto durante las votaciones de las enmiendas presentadas por Anguita, que fueron presididas por la sospecha hasta el punto de que partidarios de unos y otros ayudaban ostensiblemente al recuento de votos, realizados a mano alzada, ante la sospecha de que había "pucherazo".

En una de las votaciones se pidió la repetición y efectivamente cambió el signo del voto, esta vez a favor de los críticos. Se trataba de una enmienda de Anguita según la cual se expresaba todo tipo de recelos respecto a la posibilidad de establecer algún tipo de pacto con el PSOE. Finalmente salió derrotada, y entre quienes se opusieron estaban dirigentes de Izquierda Unida de Madrid que tienen desde el pasado mes de junio un pacto implícito con el PSOE en el Gobierno de esa comunidad así como en numerosos ayuntamientos madrileños.

El problema respecto a si se acepta o no la adscripción al socialismo democrático se resolvió por la tarde al aceptar los críticos una enmienda de Anguita en la que, asumiendo esas dos palabras, se matizaba a continuación que nada tenía que ver con las fuerzas políticas "concretas que reclaman el mismo", es decir, el PSOE en España y a la socialdemocracia en muchos países europeos.

"Estafados"

Los contrarios a Anguita se consideraron "estafados", en expresión de Pablo Castellano, ya que durante 15 días Anguita había defendido "el socialismo a secas" y había esperado a la reunión de ayer para aceptarlo, siempre con esas condiciones. Alonso Puerta -por ese hecho y también porque a última hora Anguita había presentado un mamotreto de documentos organizativos y políticos desconocidos para la presidencia de Izquierda Unida- afirmó, visiblemente airado, que ello suponía un verdadero "terrorismo político".

En interpretación de este sector, desde que Julio Anguita dimitió como coordinador se ha intentado minusvalorar a la presidencia de Izquierda Unida, en la que es minoría, y prácticamente lo han conseguido, ya que a ese órgano sólo volverán los documentos organizativos y no los políticos, que ahora pasarán a las bases para que los discutan y enmienden ya con vistas a la tercera asamblea federal del próximo mes de mayo.

Pablo Castellano también tomó la palabra para aceptar la enmienda de Anguita respecto al socialismo democrático pero no ahorró reproches. "Si quien ha creado el problema viene ahora a dar la solución, pues muy bien, se acepta, porque el papel lo acepta todo". Según Castellano lo que se estaba viviendo le recordaba un episodio de su antiguo partido, el PSOE, cuando en la discusión sobre "marxismo sí o marxismo no", parecía que todo era un problema ideológico cuando lo que subyacía era Ia lucha por el poder".

En la reunión de ayer se puso de manifiesto que los dos sectores, al menos en la representación que tienen en el consejo federal de IU, están igualados, ya que unos y otros ganaban o perdían votaciones por cuatro o cinco votos.

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Sobre la firma

Anabel Díez
Es informadora política y parlamentaria en EL PAÍS desde hace tres décadas, con un paso previo en Radio El País. Es premio Carandell y Josefina Carabias a la cronista parlamentaria que otorgan el Senado y el Congreso, respectivamente. Es presidenta de Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP).

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