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Astuto hasta en la retirada

El anuncio realizado el pasado domingo por el líder del SOMA-UGT, José Ángel Fernández Villa, de su posible retirada al frente del sindicato no cabe ser interpretado sino como una hipótesis de trabajo. El próximo congreso del SOMA-UGT, a celebrar en la primavera, será la ocasión para comprobar si el más influyente líder sindical y político del socialismo asturiano se va o continúa.La cautela con que se expresó en todo momento ("quizá sea éste el último homenaje al fundador del SOMA-UGT al que acudiré como secretario general del sindicato") es tanto más significativa por tratarse Fernández Villa de una persona muy prudente y medida en sus manifestaciones públicas, cada una de cuyas palabras tiene siempre un significado e intencionalidad políticos -no siempre fácilmente interpretables- y con una astucia que ni sus antagonistas cuestionan.

Aunque no se presente a la reelección, la prejubilación a la que va a acogerse, a sus 47 años, no le impedirá seguir militando en. el SOMA-UGT hasta los 65 años, y por tanto preservar un gran ascendente sobre una organización que controla desde hace 15 años de manera total y absoluta, lo que le permite a su vez manejar con holgura la Federación Socialista Asturiana y, en definitiva, el poder político en Asturias.

Pero todavía esta por ver si Villa va a poner punto final a su vida pública a corto plazo. Es difícil imaginar al líder del SOMA-UGT alejado de toda actividad política y sindical cuando no ha hecho otra cosa desde 1977. Su dedicación al sindicato y al partido ha sido plena y absoluta en ese tiempo -sin apenas ninguna concesión al ocio, salvo asistir a algún partido de fútbol- a lo que él mismo ha definido hasta la saciedad como fidelidad "a un proyecto sindical y político", en contra de las tesis ahora vigentes en la UGT. Eso mismo le ha obligado a un sobreesfuerzo de equilibrio permanente entre la UGT y el PSOE.

Las cosas empezaron a cambiar desde enero de 1991 para este minero, maquinista de extracción en el pozo Candín, de Hunosa. La dimisión de Alfonso Guerra, su va ledor político en Madrid, como vicepresidente del Gobierno por las mismas fechas en que la Federación Socialista Asturiana celebraba su último congreso, marcó un punto de inflexión que el propio Villa no desconoce. El plan estratégico de Hunosa posiblemente hubiera sido distinto de no haberse producido la crisis del guerrismo. Una reducción drástica del tamaño de Hunosa no supone, sin embargo, la disminución automática, y en igual magnitud, de la influencia de Villa en el socialismo asturiano, pero ese correlato existe. Villa aseguró en enero pasado, cuando abandonó el pozo Barredo, al cabo de un largo encierro, que se había "puesto precio" a su carrera, y el pasado domingo confesé sentir "cansancio y frustración".

Al "doloroso" proceso de "quiebra de afectos" vivido en los últimos meses, según personas de su entorno, se suma un delicado estado de salud, agravado tras el encierro en el pozo Barredo, pero consecuencia de 15 años en los que hizo posible el don de la ubicuidad y, sobre todo, de 12 meses, los 12 últimos, de grave tensión política y sindical, en los que Asturias, y sobre todo su sector minero, han sido el ojo del huracán en la política nacional.

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