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"Tócala otra vez, Sam"

Las cadenas reponen viejos éxitos para cubrir su programación

La multiplicación de cadenas no supone forzosamente el incremento de la oferta de nuevos programas. Al contrario, al haber más horas de programación a rellenar, menos dinero para hacerlo -la publicidad está más repartida- y una evidente falta de imaginación para idear nuevos programas, las cadenas hacen de la necesidad virtud, y de las reposiciones, una práctica cada vez más habitual.

La programación de las cadenas de televisión españolas se parece a un viejo álbum de familia: está llena de viejos seriales que han sido vistos más de una vez en otros canales hace tiempo.El rescate de viejos títulos se lo reparten indistintamente privadas, autonómicas o estatales. Los intocables reaparecen en las autonómicas, El show de Steve Allen, El pájaro espino (que vive su tercer pase) y La piovra disfrutan honores de prime time en Televisión Española. Otras series, resucitadas por la misma cadena que las emitió por primera vez o por la nueva competencia, rellenan la programación diaria, como Bonanza (Antena 3), Los Roper (autonómicas), Embrujada (Antena 3), Los invasores (Antena 3), Arriba y abajo (autonómicas), Vacaciones en el mar (Tele 5), Remington Steele (Tele 5), Los Colby (autonómicas), Falcon Crest (TVE), Kate y Allie (TVE), Enredos de familia (Tele 5). El pobre Colombo (Tele 5) -ni con un Vicent Price, Martin Sheen y Vera Miles en el reparto puede competir con los nuevos televangelistas de la serie policial Llamadas a medianoche- ha ido a parar a la madrugada, por donde también andan veteranos como Starsky y Hutch (Tele 5) y Lou Grant (Antena 3).

La nostalgia, como justificación de las reposiciones, tiene cierta base en el caso de la generación de los baby boomers americanos (la llamada Cadena Nostalgia está dedicada a ellos), la primera generación criada a los pechos de la televisión. Para esta audiencia, títulos como Te quiero, Lucy o la Familia Brady (con el nombre de Segundo matrimonio la emitió no hace mucho Tele 5) son "algo más que un club". Para las nuevas generaciones, que conectan con Sensación de vivir (Tele 5) y Cop-rock-Los nuevos policías (Antena 3), ni para los telespectadores foráneos son reliquias. De hecho, ha sido la proliferación de cadenas por cable y satélite en los últimos 10 años y la necesidad de llenar más horas de programación lo que ha llevado a desempolvar los archivos. El objetivo es sacarle partido a este mercado de productos baratos, ya que, salvo excepciones, cuestan entre un 20% y un 50% menos que las nuevas producciones.

El pago de los derechos residuales a los que aún sigue sujeto la emisión del programa (mucho más gravoso en el Reino Unido) y una reglamentación dirigida a disuadir a las cadenas para que recurran a reposiciones en beneficio de la producción propia no ha impedido que también los británicos se hayan decidido a llamar a filas a sus clásicos.

"Nadie se queja de la reposición de viejas películas porque gozan en buena medida de un crédito entre los cinéfilos o los intelectuales. Los programas de televisión carecen de ello. Sin embargo, hay muchos programas que tienen el suficiente interés histórico para recomendar un nuevo visionado", explicaba un asesor en materia de televisión del British Film Institute. No sólo interés histórico, también comercial: ciertas exhumaciones de los ricos catálogos británicos (el de la BBC, actualizado recientemente, cuenta con 6.000 títulos de todos los géneros traducibles en 10.000 horas de emisión), como Los vengadores o Los profesionales, han resultado éxitos de audiencia.

Los que nunca mueren

No hay ningún decálogo aplicable para determinar la vigencia de una serie antigua. Lo ideal es que atraiga a los nostálgicos y conquiste nuevos espectadores. Pero esto es más difícil de lo que parece. El fugitivo, una especie de esperanto televisivo en su momento, fracasó en su retorno a las cadenas norteamericanas, y tampoco ha funcionado excesivamente bien fuera de ese mercado. En cambio, series como Star Trek (ahora en las autonómicas) o Dimensión desconocida, que tuvieron un debú decepcionante, disfrutan de una eterna juventud gracias, entre otras cosas, a su muy leal club de forofos.Lo mismo sucede con series más recientes, como Magnum y su reiterada reposición a la autonómica catalana. No así con un clásico en blanco y negro como Los intocables, que no ha cubierto las expectativas de sus programadores. Como regla general, puede decirse que la ciencia-ficción y los westerns envejecen mejor que las series vinculadas a una época muy determinada y a una moda reconocibles, como se ha temido siempre que sucediera con Corrupción en Miami. Otras series, como Remington Steele, han envejecido prematuramente, igual que otras que superaban su fórmula, como Luz de Luna. En términos generales, la producción propia -Curro Jiménez se colocó entre los cinco programas con más audiencia en su pase de hace cuatro años- tiene más futuro en las reposiciones. La calidad ayuda, pero no es un factor decisivo. Segundo matrimonio (la familia que aparece en el televisor de Bill Murray en ¿Qué pasa con Bob?), una pegajosa y convencional comedia familiar, sigue viva entre los norteamericanos como monumento al kitsch. Pero en cambio, la compañía británica London Weekend Television ha preferido estos días sondear la respuesta de los británicos ante la reposición de su mítica serie Arriba y abajo antes de lanzarse a su reposición completa.

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