_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Parejas

Rosa Montero

La pareja es un extraño animal bicéfalo de costumbres en general privadas, si bien suele manifestarse de manera más abierta en estas fechas navideñas, entre nubes de polvorones y surtidores de champaña barato; por lo que se recomienda a los zoólogos que aprovechen la ocasión para estudiar el bicho.Hay parejas, por ejemplo, de natural exhibicionista y mangoneante. Llegan a las fiestas familiares empujando ante sí un rebaño de crías, futuras parejitas que aún no están en sazón y que se pasan la noche pateando espinillas. Estas gentes son quienes más comen y más hablan. Dictaminan dónde debe sentarse cada cual y opinan con igual rotundidad de los vinos de la cena y de las vidas ajenas. Son insufribles.

Hay parejas que, por el contrario, son del género ceñudo y arrugado. Desde que llegan, parecen estar malhumorados, como si arrastraran sobre sus hombros un desaire tan antiguo como el mundo. Apenas si hablan, y cuando lo hacen sueltan frases crípticas del tipo de "claro, como vosotros siempre os habéis cogido los pedazos más grandes de las tartas...", todo dicho con mucho retintín y un amplio despliegue de miradas aviesas.

Hay otras parejas que están más desunidas. Las hay tan desamoradas y desatentas que la mujer puede regalarle al marido una caja de puros, por ejemplo, sin recordar que el hombre no fuma. O parejas tan envenenadas y perversas que el esposo obsequie a su señora con una inmensa caja de bombones, a sabiendas de que la mujer es un ballenato y está a dieta. Y aún hay, en fin, parejas más raras, capaces de lanzarse una mirada de complicidad por encima del plato de besugo: un chispazo de reconocimiento y recuerdos comunes. ¿Hay de verdad cariño en estas criaturas o sólo necesidad y rutina? Enigmática realidad la de estas bestias.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_