_
_
_
_
_

Detenidos en Barcelona los dos presos fugados del penal de Huesca

Los presos Carlos Manuel Estévez, de 28 años, y Manuel Castillo, de 38, que efectuaron una espectacular fuga con rehenes del penal de Huesca el 29 de noviembre pasado, fueron detenidos ayer en un inmueble situado en la Gran Vía de les Corts Catalanes, en Barcelona. La policía arrestó también a tres inquilinos del piso donde se ocultaban los dos presos desde hacía tres días. El titular de la vivienda es un recluso, cuñado de Castillo, que cumple condena en Lérida.La detención se produjo sobre las 15.45 horas en una finca de protección oficial en el número 924 de la Gran Vía. La operación la efectuaron los Grupos Operativos Especiales de Seguridad (GOES). 12 agentes irrumpieron en el piso, en la octava planta tras abrir la puerta de un disparo. Los dos reclusos y los tres inquilinos -a quienes se les incautó droga- no presentaron resistencia, aunque tenían una pistola. Las otras personas detenidas son José García Mata y sus hijos Manuel y José Luis García Requena -que está cumpliendo el servicio militar-, todos ellos con antecedentes penales. El titular del piso es Jerónimo Membrilla Requena, pariente de aquéllos y de Castillo, con quien había cometido atracos.

El jefe superior de Policía de Barcelona, Enrique de Federico, afirmó ayer que los dos reclusos se habían ocultado este mes en el barrio de La Mina, en Sant Adrià de Besòs (Barcelona). La policía llegó a practicar en ese barrio seis registros infructuosos en otros tantos domicilios. De Federico explicó que Estévez disponía en ese barrio de una red de 50 personas, entre familiares y amigos, que le prestaban apoyo.

Los dos presos se fugaron de la cárcel de Huesca tras amotinarse y retener a ocho funcionarios. Estévez y Castillo, después de amenazar con matar a uno de los rehenes, consiguieron que el gobernador civil de Huesca y el director del penal les permitieran huir en el coche de este último junto a dos funcionarios.

Pese a que el dispositivo policial llegó a movilizar a más de mil agentes, los fugitivos consiguieron llegar la primera noche hasta la localidad tarraconense de Montbrió. Allí abandonaron a los dos funcionarios que habían llevado como rehenes y, tras fracasar en su intento de hacerse con otro vehículo y acuchillar al dueño de un bar que logró impedirlo, volvieron a desaparecer. Al día siguiente, obligaron a que un jubilado de Salou les condujera en su coche hasta Barcelona.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_