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El Madrid hizo buen uso de su torneo

Mirémoslo bajo dos puntos de vista diferentes, comenzando por el positivo. El Real Madrid cumplió perfectamente los objetivos previos a este torneo que, como ya ha ocurrido en otras ediciones, ha servido de oportuna terapia. Ha ganado la competición y lo ha hecho de una forma digna.No se ha desgastado más que lo mínimo, Simpson parece haber superado cierta desconfianza en su muñeca y Brown entra cada vez más en juego. Hombres de pocos minutos -Villalobos o Romayhan contado con variadas y continuadas oportunidades, y una joven pareja como Peral y González hizo sus pinitos. Incluso ha servido para descubrir a un base como Lasa, con desparpajo al estilo Galilea y probablemente mayor talento que el azulgrana.

Cada jornada, el Madrid ha mejorado su juego. Como faceta más importante, por aquello de la intención de George Karl de convertirlo en la piedra filosofal sobre la cual construir el edificio, está la defensa. Dura, efectiva, sin concesiones ni excesivos alardes donde poderte perder. No ha habido lesionados, se han ganado tres partidos seguidos y el público, aunque tarde, ha respondido dando buen ambiente a la última jornada. Lo dicho, visto con gafas blancas, todo perfecto.

Otro prisma

Pero hay otra forma de analizar lo ocurrido en estas fechas tan entrañables, y no es tan esperanzadora. El Torneo de Navidad ha sido una castaña, dicho con el mayor de los respetos hacia el esfuerzo deportivo del Real Madrid. Desde el calendario, que presupuso un Real Madrid-Benetton como final lógica, hasta el juego desarrollado por los invitados.

No funcionó ni el mejor equipo -Maccabi- que hizo lo justito. Mucho menos resultó la gran estrella -Kukoc- que sembró aún más dudas sobre su acierto en elegir Italia como siguiente paso de su hasta ese momento meteórica carrera. No tiene sitio ni cometido definido y entra dentro de lo muy posible que la mediocridad que actualmente sacude al baloncesto italiano pueda acabar por contagiarle.

La selección australiana, fue la que más se acercó a lo previsto. Puso voluntad y en ella ha encontrado la recompensa del tercer lugar, pero es un equipo sin ningún tipo de encanto.

El Torneo de Navidad se encuentra en una encrucijada. Si quiere seguir siendo simplemente una cura para los posibles que en ese momento tenga el Madrid, el camino elegido es el correcto. Ahora bien, si lo que se busca es un espectáculo deportivo sugerente, esta última edición vuelve a invitar hacia un cambio en los planteamientos.

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