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"Yo no he parido", repite la madre del niño abandonado en Santa Ana

Juan Antonio Carbajo

La madre de Pablo insiste en que ella no le ha dado a luz. En la madrugada del domingo, la Policía Municipal la encontró en un charco de sangre, en la plaza de Benavente, a 200 metros del lugar del parto -la plaza de Santa Ana-, y aún no había expulsado la placenta. Pero ayer repetía a las enfermeras del hospital Gregorio Marañón que ella no es la madre. El niño, atendido en la maternidad de Santa Cristina, se recuperaba ayer del susto.

Juana Asunción Pedrosa Martín, de 38 años, da muestras frecuentes de sufrir un fuerte desequilibrio mental, según el personal sanitario que la atiende. Una de ellas es su empecinamiento en negar el parto, cuando las pruebas de que acaba de alumbrar un hijo son indudables.Otro elemento que avala esa hipótesis es su gran alterabilidad. "Te voy a pegar dos tiros", le dijo a una enfermera para que le suministrara calmantes. La enferma aparentó ayer sufrir el síndrome de abstinencia, pese, a que en un principio se pensó que no es drogadicta.

"Yo no he parido", repite con frecuencia. "Yo no quiero a ese niño". Los médicos del Gregorio Marañón le han suministrado algunos calmantes para que descanse.

Juana Asunción los pidió por escrito, en una nota que dejó en la mesilla de modo que pareciese una receta del doctor. "Dar a esta enferma", decía el texto, "todos los calmantes que pida, por orden de este médico". Es lo que dejó escrito el domingo. Ayer, lunes, dio otra nota a las enfermeras: "No quiero ir a la cárcel, en la cárcel sólo hay gente mala y gitanos".

Sin visitas

Durante el día de ayer no recibió ninguna visita. El domingo había ido a verla un hombre que, según publicó ayer el diario El Sol, se llama Francisco Madrid, tiene 42 años y es natural de Salamanca.Ambos se conocieron hace 15 meses en un comedor de caridad al que acuden a diario, en la calle de Martínez Campos. "Ella vive en un mundo de fantasía. Yo la quiero", declaró Francisco Madrid al citado diario.

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Juana dio a luz pasadas las tres de la madrugada del domingo en la plaza de Santa Anta, muy cerca de la Puerta del Sol, y dejó al niño abandonado en la calle.

Varios transeúntes lo encontraron y le dieron abrigo hasta que llegó la Policía Municipal. Los agentes se personaron en el lugar del parto con una UCI móvil (unidad de cuidados intensivos) y se hicieron cargo del bebé. Algunos de los policías siguieron el reguero de sangre que había dejado Juana Asunción, y finalmente la encontraron en la plaza de Benavente, a unos 200 metros.

Los agentes le pusieron por nombre Pablo, y las enfermeras de la maternidad Santa Cristina le dieron por apellido Santa Ana, en consonancia con el nombre de la céntrica plaza donde fue alumbrado.

El primer informe médico señalaba que el niño tenía problemas respiratorios, de los que se recuperó más tarde.

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