El Madrid aplica la disciplina inglesa a la Real
Antic le dio a Toshack un poco de disciplina inglesa. En sus últimos días como futbolista, Antic acabó en el Luton Town, un destino casi imposible para un jugador con una zurda exquisita y un trato moroso con el balón. Llegó a Inglaterra después de un largo periplo por Europa y de una profunda reconversión como futbolista. Comenzó como puntero izquierdo, siguió como armador de juego y acabó como libero cuando las fuerzas le abandonaron. Su historia] le define como un superviviente, uno de esos tipos que se adaptan a cualquier situación, y de todas ellas saca algún apunte.Dicen que en Inglaterra aprendió una maniobra de diversión muy típica del fútbol británico. Consiste en colocar a un solo delantero para sorprender a los rivales con las llegadas imprevistas de los zagueros. No parece muy adecuado comparar a Butragueño con uno de esos armarios que hacen fortuna en las delanteras inglesas, pero la tesis de Antic da resultado por ahora: un centrocampista y dos defensas consumaron la amplia ventaja madridista frente a la Real Sociedad.
Lo raro es que Toshack, que curtió su vida en las trincheras de los estadios británicos, no opusiera ninguna medida para replicar a Antic. se limitó a decir que su equipo hizo el ridículo, un calificativo inquietante en boca del entrenador galés. Hace algunos años dijo algo parecido en Oviedo y levantó a sus chicos de la cama, a las tres de la madrugada, para recorrer en autobús la tortuosa cornisa cantábrica. Lo más probable es que alguno de los tiernos jugadores donostiarras no durmiera ayer con el susto en el cuerpo.
Fue un partido que el Madrid ganó en todos los sentidos. Sus cuatros goles fueron un porcentaje muy bajo de las ocasiones que fabricaron ante González. El juego creció con el desarrollo del encuentro. Primero fue confuso, atropellado después y luego se hizo luminoso, sobre todo en los veinte primeros minutos de la segunda parte. En algunos momentos, los jugadores del Madrid alcanzaron el virtuosismo de los buenos tiempos, cuando conjugaban el gran fútbol con una espléndida producción de goles.
Fueron los defensas quienes protagonizaron el partido. Sanchis marcó un gol de alta escuela; Hierro llegó mil veces a la portería vasca y en una de ellas concretó con la suela un pase estupendo de Michel; Villarroya metió el tercero en una carrera de 50 metros, casi sin resuello, pero capaz de aprovechar uno de los múltiples agujeros de la Real Sociedad. Está visto que ser delantero no es una bicoca en el Madrid.
Rocha fue tan protagonista como sus compañeros de la defensa. No marcó ningún gol, aunque todo se andará, pero su actuación fue espectacular. Rocha es un privilegio para el fútbol español, tan escaso de defensas de talla. Su perfil como jugador es extraordinario: posee un gran juego aéreo, un ataque durísimo a la pelota, una velocidad notable para un zaguero central y una habilidad incomparable en el uno contra uno. Pero sobre estas condiciones naturales e imponen dos aspectos que le convierten en un futbolista monumental: su disección perfecta del juego y las dotes de mando en una zona vital del campo. Su aportación es decisiva para elevar la nota de una defensa que sin Rocha no pasaría de discreta.
El éxito individual de los zagueros madridistas se debió en gran medida a las concesiones de la Real Sociedad, o lo que Toshack definió como "el ridículo". Lo cierto es que la Real fue tan decepcionante como las tres cuartas parte de los equipos españoles. Cada vez es mayor la fractura abierta entre los tres mejores equipos españoles y el resto de los competidores. No hay clase, talento ni ambición. Las carencias son individuales y colectivas. La pelota se maltrata y no hay un actitud agradecida hacia el juego. Eso fue la Real Sociedad, uno más entre los mediocres que habitan en nuestro fútbol.
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