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El Joventut tuvo que sufrir mucho frente al Partizán

Robert Álvarez

El Joventut tuvo que exprimir toda su sapiencia, sus recursos, su paciencia, todo cuanto hay que hacer para ganar un partido, un bello y ejemplar partido. El Partizán le forzó a ello. El conjunto serbio no dejó resquicio para la menor de las frivolidades. Hubo fallos, rachas de mal juego, malhumor en los banquillos ante determinadas jugadas, falta de resolución en determinados momentos... Todo ello, por ambos bandos. Pero el partido fue de los que valen la pena. Porque cada error se corrigió en un abrir y cerrar de ojos. Nadie tuvo tiempo de lamerse las heridas. De ello se encargaron ambos técnicos, Sainz y Obradovic. Acabó venciendo el Joventut, pero lo pasó mal.Por poner un ejemplo, porque no fue el único momento, pero sí el más determinante de sus apuros, hay que recordar los 32 últimos segundos de partido. Marcador 78-76. Falta a Pardo, que falla un uno más uno a falta de 10 segundos. Rebote ofensivo de Thompson, que de nuevo falla un uno más uno a falta de ocho. Nuevo rebote ofensivo de Thompson que pasa a Pressley, que recibe una falta y cuenta con dos tiros libres de los que sólo transforma el primero a falta de cuatro. Finalmente, el Partizán resuelve mal su última jugada y Djordjevic lanza precipitadamente un triple que ni tan siquiera se acerca al aro.

Volviendo al principio, el Partizán se mostró tan temible como se había pintado desde los primeros compases del encuentro. Demostró una facilidad asombrosa para defenderse individualmente pero con constantes ayudas, y para cambiar a una zonal 1-3-1 o mezclar ambas formas.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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