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Tudor se desprenderá del 50% de la compañía sueca de baterías Neste

El consejo de administración de Tudor, empresa de fabricación de baterías controlada mayoritariamente por la Corporación Industrial de Banesto, ha pedido a su vicepresidente ejecutivo que inicie las gestiones para desprenderse del 50% del capital de Neste, compañía sueca del sector de baterías, que adquirió en el mes de marzo de 1990, según fuentes cercanas al consejo de Tudor.

La compra de este paquete de la empresa sueca fue la última gran operación de Tudor para reforzar su presencia en los mercados internacionales donde factura las dos terceras parte de su negocio, según afirman fuentes de la empresa.Tudor en su último consejo aprobó el relevo de José María Isardo como consejero delegado de la sociedad y nombró a Ulf Hoeglund, de nacionalidad sueca, como vicepresidente ejecutivo. En esa misma reunión el director general de la Corporación de Banesto, Andoni Eizmendi, fue nombrado consejero de Tudor. El equipo directivo se comprometió en ese consejo a presentar en breve plazo un plan de reestructuración de la sociedad. Dentro de este plan podría ir la venta de Neste que no ha cumplido los objetivos para los que fue adquirida. De hecho, con esta operación en la que se invirtió 2.300 millones de pesetas, se pretendía dar una respuesta en el mercado europeo al líder Varta. Sin embargo, el reparto del capital al 50% se ha mostrado como un hándicap, señalan fuentes de la empresa.

La división de baterías de Neste tenía previsto aportar a Tudor un volumen de negocio de unos 12.000 millones de pesetas, generado a través de sus cinco fábricas situadas en Noruega, Finlandia, Austria y dos en Suecia. La empresa escandinava registró durante 1989 unas pérdidas de 1.500 millones de pesetas, que se redujeron a la mitad el pasado año como consecuencia de un plan de reestructuración. Tudor tenía previsto ampliar su inversión en Neste hasta 4.000 millones de pesetas.

Las negociaciones con Neste se llevaron a cabo a través de la empresa alemana Hagen, adquirida por Banesto en 1988 por 5.100 millones de pesetas y que cuenta con una facturación de 16.000 millones. Esta operación supuso para Tudor unos grandes beneficios, según fuentes del consejo de Tudor.

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