El caza F-18 siniestrado el jueves en Navarra llevaba sólo un año en servicio

El caza F-18 que el pasado jueves se estrelló en el polígono de tiro de Bardenas Reales (Navarra), en un accidente en el que perdió la vida el teniente coronel Roberto Hurtado Pellejero, tenía el número C-15-71 y se trataba, por tanto, del penúltimo de los 72 aviones que la Marina de EE UU entregó al Ejército del Aire. El último aparato fue entregado el 19 de septiembre de 1990, mientras que el avión ahora siniestrado llegó unos días antes, por lo que llevaba poco más de un año en servicio en el Ala 12 de la Fuerza Aérea, con base en Torrejón de Ardoz (Madrid).

Aunque las causas del accidente sólo podrán determinarse al término de la investigación, si es que tiene éxito, el ejercicio que realizaba el teniente coronel Hurtado supone cierto riesgo, ya que se trataba de un ataque nocturno a baja cota, con lanzamiento de bombas inertes.

El ministro de Defensa, Julián García Vargas, en un gesto sin precedentes, asistió ayer al funeral por el piloto celebrado en la propia base de Torrejón. Roberto Hurtado, de 47 años, casado y con cinco hijos, era jefe de apoyo del Ala 12, en la que estaba desde marzo de 1990. Este es el segundo F-18 que pierde el Ejército del Aire desde que, el 10 de julio de 1986, empezó a recibir los aviones. El 7 de noviembre de 1988, otro caza se estrelló a unos 15 kilómetros de Zaragoza. Defensa no ha repuesto aún este aparato, cuyo coste se estima en unos 2.600 millones de pesetas.