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Sainz: "Sientes rabia cuando todo se escapa"

Carlos Sainz encajó con corrección la derrota. No hubo lágrimas en público ni palabras de excusa cuando el finlandés Juha Kankkunen ganó en Inglaterra y sumó s utercer título mundial. Sólo la amargura y la decepción se reflejaban en el rostro serio de un hombre que ha visto como se le escapaba de las manos un título que casi tenía asegurado. "Es imposible hacer más, aunque sientes rabia cuando todo se escapa" asegura Sainz, quien quitó hierro a las críticas que se han vertido contra su escudería, Toyota. También añadió que tratará que en 1992 la temporada "sea más racional".

"Nos hemos exigido hasta límites impensables y no hemos tenido el premio esperado. En estos momentos piensas que en la vida, no únicamente en el deporte, hay cosas que se tuercen sin explicación y simplemente hay que tratar de olvidarlas", explica Sainz, que se niega a mostrarse conformista. "Ahora quiero descansar, tener unos cuantos días para relajarme, pero después quiero volver a luchar por el título mundial. Seguro que ni Luis Moya ni yo vamos a poder repetir un ano como este último o incluso como el anterior. Intentaremos que la próxima temporada sea más racional, con un programa menos cargado".Al piloto español le ha quedado un gusto amargo, más que por no haber ganado el campeonato del mundo por la forma en que han sucedido las cosas. "A lo mejor", explica Sainz, "si en algunos momentos hubiera sido más egoista, estaríamos hablando de otro resultado. Por supuesto, es sólo una hipótesis, porque la racha de mala suerte que hemos tenido no podía preverla nadie". Y es que después de haber ganado cinco rallies sobre ocho posibles (Montecarlo, Portugal, Tour de Córcega, Nueva Zelanda y Argentina) y tener una ventaja de 32 puntos sobre Kankkunen en el Mundial, a lo mejor Toyota y Sainz deberían haber sido más conservadores.

Las relaciones con Toyota

"Sientes rabia, desde luego, porque se te escapa de las manos aquello por lo que has luchado a fondo y sin que sea culpa tuya. No se trata de buscar responsables. Algunas cosas pasan y no deberían pasar. Ya está. Creo que no hay que criticar ahora a Toyota, ni decir que es un equipo mal preparado o con un planteamiento erróneo. Estamos hablando del mismo equipo, de los mismos mecánicos que nos hicieron campeones en 1990. Por tanto, hay que aceptar las cosas como han venido", argumenta Sainz con tristeza.

Al hacer balance de la temporada queda claro que han existido dos partes bien diferenciadas. En la segunda ha sido cuando Sainz ha perdido el título. "Cuando todo va tan bien, nadie piensa que después pueda ser al revés. Es por eso que uno se queda sorprendido e impotente. En Finlandia quisimos luchar por la victoria sin tener unas notas apropiadas, en Australia tuvimos el accidente, en San Remo se rompió una pieza nada habitual en el diferencial. A partir de ahí se complicaron las cosas", reconoce el ya ex-campeón del mundo. "Después, lo del Catalunya. Y ahora, estos problemas de junta de culata, algo que no habíamos conocido en los tres años que llevo en Toyota. Creo que se puede hablar de mala suerte".

En los últimos días, las siempre buenas relaciones de Sainz y los responsables de Toyota se han enfriado. El martes por la noche, cuando el piloto español perdió el Rally del RAC y el Mundial, fuentes oficiales de la escuadra japonesa afincada en Colonia (Alemania) explicaron que los problemas de temperatura se debían a que Sainz se había salido de la pista y había dañado el radiador.

Sin embargo, el propio piloto explicó en la llegada que "desde la segunda etapa, el motor se calentaba mucho y había que controlar la temperatura del motor. Cuando nos salimos, fue por mirar el manómetro, pero no hubo golpe. No entiendo porque los responsables del equipo dijeron que los problemas nacían de ese incidente, cuando en realidad era al contrario. Prefiero pensar que fue un error involuntario. Pero, desde luego, me duele que se haya podido publicar, sobre todo en España, que yo perdí el título en esa salida de pista".

Pese a lo doloroso de la situación, Sainz quiere ahora olvidar cuanto antes el Mundial recién terminado. "Voy a descansar, a recuperame física y psicológicamente", dice. "No quiero oír hablar de rallies por unos días, aunque la próxima semana tengo que disputar la Carrera de Campeones, en Madrid, y después todavía habrá que hacer los primeros ensayos previos al Rally de Montecarlo".

No obstante, 1992 se presenta también muy duro, porque Sainz va a tener que poner a punto el nuevo coche para los rallies. El nuevo Toyota Celica debutará ya en la primera prueba. Afortunadamente, el piloto español tendrá la ayuda del finlandés Markku Alen, fichado para que él no tenga toda la responsabilidad y pueda dosificar sus esfuerzos.

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