La ONCE recorta fondos de ayuda a minusválidos en beneficio de los actos del 92
Cuatro mil quinientos millones de pesetas que la ONCE invertirá en la Expo 92 y en los Juegos Paralímpicos no saldrán de las arcas de la entidad, sino de una fundación del mismo nombre, pero han quedado reducidos a un tercio para el próximo ejercicio. Los acontecimientos de 1992 se llevarán prácticamente la mitad de los 9.300 millones disponibles para minusválidos, según datos comprobados en la propia fundación.
La ONCE asumió en 1987 la obligación de ayudar a otros minusválidos tras la disolución de Prodiecu, organizadora de una potente rifa ilegal, que competía con el cupón prociegos. El Gobierno eliminó aquélla y autorizó el cuponazo de los viernes, lo cual marcó un hito en la capacidad recaudadora de la entidad.A cambio, la Administración socialista impuso varias obligaciones a los invidentes: asumir a 7.000 vendedores procedentes de Prodiecu, destinar a los demás minusválidos el 3% del total de sus ventas anuales e ingresar al colectivo de ciegos en la Seguridad Social.
Los invidentes afiliados a la ONCE, mayores de 18 años, son alrededor de 30.000; mientras que el número de minusválidos españoles en edad laboral es de 1,2 millones, según cifras del Instituto de Servicios Sociales (Inserso). Una minoría, por tanto, está comprometida a ayudar a un colectivo mucho más numeroso, si bien aquélla cuenta con un arma financiera que el Gobierno niega a los demás: la concesión exclusiva de un juego.
Relaciones muy estrechas
Los dirigentes de la organización de ciegos, indiferentes al principio al tipo de fórmula que se utilizara para gestionar el 3% destinado al resto de las minusvalías, apoyaron y dieron forma después a la "Fundación ONCE para la cooperación e integración social de personas con minusvalías", que se financia con ese 3% anual. José María Arroyo, presidente del Consejo General de la ONCE, lo es también de la fundación.Este control ha permitido, por ejemplo, que los 6.500 millones de pesetas que los invidentes españoles van a destinar a los acontecimientos del 92 -en dos presupuestos sucesivos- recaigan sobre los fondos de esta fundación y no sobre el presupuesto de la ONCE. Y si uno de dichos programas es la Paraolimpiada de minusválidos, la otra inversión fuerte resulta ser la construcción de un centro permanente de la organización en Sevilla, con cargó a los fondos para discapacitados.
Una cifra próxima a aquélla, 6.224 millones de pesetas, ha sido el monto de la inversión realizada por la Fundación ONCE -en empresas para minusválidos, hasta finales de 1990. Con ese dinero se han creado firmas de limpieza, lavanderías, fabricación de masa congelada de pan, minitiendas en hospitales o estaciones y empresas de grabación de datos en cintas magnéticas: en total, 4.311 puestos de trabajo. Lo cual supone haber atendido, por esta vía, al 0,4% del total de deficientes en edad de trabajar.
La Fundación ONCE es utilizada para más cosas. Por ejemplo: 900 millones del año próximo -el 10% de su presupuesto-, están previstos para una campaña de publicidad. Campaña que al "explicar" los fines sociales del dinero del cupón parece, de hecho, destinada a restaurar la imagen de la ONCE en la sociedad. Una cuestión, la de la imagen, que preocupa a sus directivos.
La agencia de noticias Servimedia y la delegación de la ONCE en Bruselas también recaen sobre la fundación.
Miseria para todos
Antiguos dirigentes del movimiento asociativo de minusválidos están integrados hoy en el mundo de la Fundación ONCE, como es el caso de Miguel Pereira, durante muchos años responsable del PSOE para los minusválidos. Otros no han alcanzado esa posición. "Mientras la organización de invidentes, con su concesión exclusiva del cupón y sus inversiones, dice que quiere asegurar el futuro de 50.000 ciegos, decenas de miles de minusválidos físicos nos encontramos sin posibilidad no ya de consolidar el futuro, sino de vivir dignamente el presente", afirma José Gómez Amate, presidente de la Confederación Andaluza de Minusválidos.Contrasta ese planteamiento con el de la cúpula de los invidentes. Uno de sus miembros lo resume así: "La extensión a todos los minusválidos sería miseria para todos".
A su vez, el Consejo General de la ONCE ha eliminado toda esperanza de los minusválidos no ciegos de tener derechos políticos en el imperio del cupón. Así lo ha ratificado la última reforma de los estatutos aprobada por el consejo general, que está dominado por Mario Loreto y su grupo político, Unidad Progresista (UP), sostenedor -hasta ahora- del poder de Miguel Durán como director general.
Compleja historia
La cúpula de los invidentes, en definitiva, ha transformado una pesada carga sobre sus ingresos -detraer cada año el 3% de las ventas del cupón- en una estructura para ampliar su radio de acción.La Administración demoró siete meses su visto bueno a la fundación durante el periodo en que el protectorado de la ONCE estuvo presidido por Manuel Chaves. Al cabo de ese tiempo, la presidencia pasó a Matilde Fernández, quien reconoció a la Fundación ONCE como "entidad de beneficencia particular". La ONCE, una vez que asumió que el dinero saliera de sus arcas, se aseguró el control de la fundación. La clave está en que los ciegos se reservan 13 de los 25 puestos que forman su patronato. El mismo desequilibrio -uno a favor- que existe en el Protectorado controlado por el Estado y al que debe dar cuentas la ONCE: seis representantes de la Administración por cinco de la entidad de invidentes, y que tantas quejas ha arrancado de éstos. Así, la Confederación Española de Minusválidos Físicos (Cocemfe) -de los cuales existen 830.000 en España- sólo dispone de cuatro puestos en el patronato de esa fundación.
Pero los estatutos de la misma garantizan más cosas. Como la no competencia con la principal fuente financiera de la ONCE. Para ello se prohibe a la fundación ingresar dinero por medio de los juegos de azar. Además se especifica que no podrá actuar o plantear reivindicaciones en contra de la persona jurídica del fundador (la ONCE).
Según Patrocinio de las Heras, ex vicepresidenta del Protectorado de la ONCE, "ofrecimos a los dirigentes de las organizaciones de minusválidos la posibilidad de gestionar por sí mismos esos fondos, pero prefirieron la fórmula de la fundación apoyada por la ONCE". Patrocinio de las Heras, que fue destituida por Matilde Fernández pocos meses después de la llegada de ésta última al Ministerio de Asuntos Sociales, se muestra sorprendida de que la entidad gestora del 3% para minusválidos se haya convertido hoy en un instrumento con mayoría de la ONCE.
De Teleonce a Fundosa
Las empresas que dependen de la fundación se manejan desde dos sociedades instrumentales. Una de ellas nació con la denominación de Teleonce, SA, y adoptó más tarde el nombre de Fundosa Grupo, SA, que es el que conserva en la actualidad. De este modo, una empresa originalmente concebida para un proyecto de televisión se ha convertido en sociedad instrumental de una fundación destinada a minusválidos.
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