Abel, contusión crancoencefálica con pérdida de memoria
V. J. La alegría del Atlético de Madrid por su triunfal empate en el temible estadio inglés de Old Trafford se vio alterada por el percance sufrido por Abel. El portero titular sufrió un fuerte golpe en la cabeza tras un encontronazo con Donato y Pallister que le dejó seminconsciente. El médico del club, el doctor José González, informó que padeció una contusión craneoencefálica con pérdida de memoria. Tras ser examinado en un hospital, regresó con la expedición bastante recuperado.
Los jugadores se alarmaron al ver desplomarse a Abel. Futre y Vizcaíno corrieron desesperadamente a por una camilla y ayudaron a su compañero a abandonar el terreno. El guardameta aún tuvo fuerzas, no obstante, para darle una palmadita de animo a su sustituto, el joven Diego, cuando se acercó a preguntar por su estado. González comprobó enseguida que Abel no se acordaba de lo que le había pasado. Ni siquiera de dónde estaba ni de contra qué equipo jugaba. Pese a que poco a poco fue recuperando la memoria, decidió trasladarle hasta un centro clínico para someterle a un exhaustivo estudio radiológico. Al final, Abel recibió el alta médica provisional.
Los jugadores, que desconocían su evolución al concluir el encuentro, se olvidaron del resultado y sólo mostraron una obsesión: "¿Qué tal está Gato?". Y es que así le llaman cariñosamente.
Satisfacción general
Pero, al margen del accidente de Abel, la satisfacción fue la nota predominante en el vestuario del Atlético. "La talla de un equipo", afirmó Jesús Gil, el presidente, "reside en cómo reacciona cuando le meten un gol en el minuto 4. Si se hunde, no cabe duda de que es un mediocre. Pero, si se supera como lo ha hecho hoy el Atlético, demuestra que es un grande".
Gil aseguró que confiaba plenamente en la clasificación de su equipo: "Estos ingleses podían beber más o menos, pero de lo que no serían capaces era de marcarnos cuatro goles. Así se lo dije a los chavales: que se olvidaran de sus goles y demostraran de lo que son capaces
El dirigente, al que el pase de su conjunto le cuesta un millón de pesetas porjugador, sólo tuvo un lamento: "He estado un poco enfadado porque les hemos podido meter cuatro goles".
Luis Aragonés, el técnico, se mostró eufórico: "Hernos sido mejores e incluso debimos ganar. No podíamos meternos atrás a defender el 3-0. Nos han dado facilidades para salir a la contra y en esa faceta estamos muy fuertes. Los chillidos de los supporters nos han afectado al principio. Al final, todos se han comportado sensacionalmente".
