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Imelda Marcos vuelve a Filipinas

Imelda Marcos, la viuda del fallecido dictador filipino Ferdinand Marcos, emprendió ayer el regreso a su país. A su llegada a Manila el día 4, Imelda, de 62 años de edad, se enfrentará a un proceso judicial en el que el Gobierno filipino va a acusarle de haber saqueado la tesorería nacional. "Estoy preparada para todo", ha explicado Imelda en su lujoso piso de Nueva York, poco antes de partir hacia el país que una vez la adoró y del que tuvo que salir por la puerta falsa en 1986.

Imelda Marcos no podrá entrar en Filipinas con su pertenencia más querida, los restos de su esposo. El Gobierno de la presidenta Corazón Aquino ha prohibido la entrada del cadáver de Ferdinand Marcos, quien en cierta ocasión se autodefinió como "el padre" del pueblo filipino.La ex primera dama filipina se lamenta de que Aquino haya declarado que si llega a Filipinas con el cuerpo de su difunto esposo el cadáver será catalogado como contrabando. Aquino ha amenazado incluso con incinerar los restos del dictador. "No lo voy a permitir", ha declarado Imelda, quien ha rechazado la oferta que hace unas semanas le hiciera el Gobierno filipino de autorizar la entrada del cadáver en el país si era trasladado directamente al pueblo natal de Marcos para enterrarlo. Imelda insiste en que la última voluntad de su esposo era ser sepultado cerca de Manila, y no en Sarrat (norte de Luzón).

Marcos falleció en Hawai (EE UU) en 1989, tres años después de emprender el exilio. El cadáver está depositado en un mausoleo con aire acondicionado y música clásica permanente, sito en la isla de Oahu, cerca de Honolulú. Imelda parará allí hoy, festividad de Todos los Santos, para rezar ante el ataúd y tomar fuerzas antes de emprender su histórico viaje a Manila, donde su llegada, el lunes, puede provocar una sacudida política que nadie se atreve a calibrar.

James Linn, el abogado que supo liberarla de todos los procesos iniciados contra ella por las autoridades norteamericanas, será su defensor en el juicio que se iniciará en cuanto ponga el pie en Manila. "No tengo miedo, estoy preparada para todo. Si 12 extranjeros me declararon no culpable en Nueva York, confío mucho más en la justicia de mi propio país", ha comentado.

Aconsejada por Linn y algunos de los amigos que han fletado el avión con el que regresará a casa, Imelda explica que vuelve a Manila con la intención de ayudar a los pobres y enfermos de Filipinas.

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