Un guardia civil y un policía disparan a una joven que estaba con su novio en el coche
Eva Acevedo, de 21 años, y su novio, Claudio, conversaban el domingo por la noche en el coche, en una zona boscosa de una urbanización en Boadilla del Monte (Madrid). Unas luces les asustaron. Arrancaron enseguida. Sonaron unos disparos, y una de las balas alcanzó a la chica en un pulmón. Los autores de los tiros, un guardia civil y un policía nacional, sólo pretendían identificarlos, pero Eva permanecía ingresada anoche en la unidad de cuidados intensivos del hospital Clínico de Madrid. Ayer tarde, los dos agentes se encontraban a disposición del juez.
Eva Acevedo y Claudio Cuervo, su novio, de 25 años, terminaron a tiros una plácida noche a solas en su coche. Claudio disfrutaba de una semana de permiso en la mili, y Eva, que estudia secretariado internacional, le acompañaba. Habían llevado el coche de Claudio, un Renault Clío blanco, a un descampado, en la urbanización Montelomas 3, en Boadilla del Monte, a unos 16 kilómetros de Madrid.Serían las 23.15 cuando Claudio salió un momento del coche y vio unas luces que se acercaban. Volvió rápidamente. "¿Qué pasa?", preguntó Eva desde el asiento de atrás. "He visto unas luces moverse", respondió él. "Arranca", le urgió Eva. Él arrancó. Eva le dijo: "Corre, corre, que vienen hacia aquí". El chico tuvo miedo y aceleró. Entonces sonaron cuatro o cinco detonaciones. "¡Me han dado, me han dado! ¡Llévame a un hospital! Me estoy muriendo!", gritó Eva. La chica sangraba por el pecho."Esto es de bala""Será algún loco que está disparando perdigonazos de sal", le decía él. Llegaron a un puesto de control en la urbanización, y un guarda jurado avisó a una ambulancia. Al ver la herida, el hombre le dijo a Claudio: "Y unos cojones, esto no es de sal, esto es de bala". Dos minutos después apareció allí un coche de la Guardia Civil. "Oiga, nos están disparando", les gritó Claudio. "Hemos sido nosotros, pero hemos tirado al aire". "¿Cómo al aire? Tengo el cristal roto y a una chica herida". Claudio, que relataba ayer la historia, no se podía imaginar que fuera la Guardia Civil.
Fuentes de este organismo ofrecieron ayer una versión oficial. El agente del Cuerpo Nacional de Policía José Luis G. G., que vestía de paisano, alertó a las once de la noche a la Guardia Civil de Boadilla (12.000 habitantes, al noroeste de Madrid). Había visto un coche parado con gente dentro en un lugar apartado, fuera de la carretera. Una pareja de la Guardia Civil y el agente se acercaron hasta el automóvil, que arrancó "haciendo sus ocupantes caso omiso de las voces ,alto, Guardia Civil". El guardia Juan G. F. y el agente dispararon sin que consiguieran detener el coche.
Ambos están a disposición del juzgado número 1 de Móstoles. La Dirección General de la Guardia Civil ha suspendido de sus funciones a Juan G. F. y ha abierto un expediente gubernativo.
La ambulancia llevó a Eva al hospital Clínico de San Carlos, en Madrid. La bala, según han explicado los médicos a la familia, le entró a la joven por el omóplato derecho y le afectó al pulmón. Ayer descansaba en la UCI del hospital con el proyectil alojado bajo aquel órgano. Padecía una hemorragia y le estaban administrando antibióticos para atajar una eventual infección.
El novio acudió a prestar declaración al puesto de la Guardia Civil de Boadilla. Allí le informaron de que habían disparado ocho o nueve veces. El guardia que lo hizo le dijo a Claudio: "Chaval, lo siento, no puede ser, he disparado al aire". Claudio asegura que le tranquilizó y que dejó constancia en su declaración de que deseaba creer que todo había sido un accidente. Hasta que vio, adémas del agujero en la parte inferior izquierda de la luneta trasera del coche -el tiro que alcanzó a Eva-, otro impacto al lado de la matrícula, siempre en el lado del conductor. "Me podían haber matado", pensó."Que no le ocurra a nadie más", deseaba ayer el padre de Eva, Javier -actualmente en paro-, mientras miraba la foto de la hija, tercera de cuatro hermanos. Quería buscar un abogado. La madre, funcionaria, descansaba en el dormitorio: "Está destrozada", decía un tío de Eva. La mujer sufrió un ataque de nervios al ver a su hija, y, en ese lamento, descargaba su ira contra la Guardia Civil.
Un agente de ese cuerpo les había llamado a medianoche: "Su hija ha tenido un accidente en Boadilla. Está en el Clínico".
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