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"Cuando pueda tener un sitio para desintoxicarme, ya me habré muerto"

Ana Alfageme

Los policías municipales que salieron ayer a la calle para aplicar el bando antidroga promulgado por el alcalde encontraron dos dificultades: la lluvia se les había adelantado, echando a muchos toxicómanos de los parques, y los que permanecían bajo el aguacero fueron denunciados y orientados sobre los centros asistenciales, pero mostraron su escepticismo: "Para cuando tenga plaza para desintoxicarme, me da tiempo hasta a morirme". El yonqui interceptado en Los Focos ya había hecho un intento de rehabilitación, pero su jeringuilla y él seguían en la calle a la espera de atención médica. En los túneles de la plaza de España, a resguardo de la lluvia, siete jóvenes se pinchaban a la hora de comer. El lugar no era un "objetivo prioritario" del bando.

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La lluvia les facilitó el trabajo ayer a Pepe y a Guadalupe, dos agentes de la Policía Municipal. A su labor habitual habían unido el mandato de velar por el bando antidroga. Desde las diez de la mañana, recorrieron las calles y los parques de Entrevías, Vallecas y Vicálvaro, donde los yonquis forman parte del paisaje. Se pasaron por Los Focos. Incluso se acercaron a la plaza de Vázquez de Mella, en el centro de la ciudad.Pero lo único que encontraban Pepe y Guadalupe a su paso eran toboganes desiertos, bancos empapados y árboles vencidos por el agua y el barro. Nada más. No pudieron denunciar a ningún chaval sorprendido con la aguja en la vena, ni informarle del CAD [centros de atención al drogodependiente, creados por el Ayuntamiento] más próximo, como les habían recomendado sus jefes, ni escuchar sus protestas por los escasos recursos asistenciales, ni plantearse qué hacer si no se identificaba. "Con esta lluvia, ni un alma", comentaban.

Pepe y Guadalupe terminaron su servicio sin firmar una denuncia, pero otra patrulla sí localizó, en Los Focos, a varios yonquis con las manos en la masa.

La cadena SER difundió ayer este diálogo entre un policía y unos drogadictos sorprendidos in fraganti. Decía el agente:

-Al menos, los medios los conoce ya, las posibilidades están ahí. Ahora está en usted el que quiera salir o no de este problema. De todas formas, ya saben que están denunciados por consumir drogas en la vía pública.

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-Pues yo estoy en el CAD, y he solicitado una granja porque aquí, en mi barrio, no lo puedo superar, y me tardan tres o cuatro meses en darme la plaza para la granja; en esos tres o cuatro meses, ¿que hago? Me da tiempo hasta a morirme...

A la hora de comer, siempre lloviendo, los yonquis se dejaban caer por los subterráneos de la plaza de España para chutarse la dosis. A Félix y a sus amigos les sorprendieron poco antes dos agentes cuando estaban a punto de fumarse un chino. "Nos pusieron contra la pared y nos pidieron el carné, pero nos libramos. Nos contaron lo del bando, que empieza hoy [por ayer]. Ya nos conocen, ¿sabes?", decían sonrientes.

Campo libre

La patrulla se llevó a uno de ellos por una orden de busca y captura y dejó el campo libre. El subterráneo no es "un parque o un jardín secuestrado por los drogadictos", según había comentado el concejal de Seguridad, Carlos López Collado; por tanto, no está señalado como un "objetivo prioritario" del bando. Y volvió a poblarse. Los transeúntes pasaban rápidos entre aquellas agujas que se hundían en los cuellos y en las piernas. Los camellos deambulaban afuera bajo los paraguas. A Susana, una yonqui desastrada que se ajustaba el cinturón al brazo, le pasó lo mismo con los municipales. No la pillaron chutándose, pero le informaron y le rompieron la jeringa. "Yo les dije: '¡Cómo me va a caer una multa de 50.000, si no tengo para nada!".En los jardines del Palacio Real, un toxicómano se pinchaba en el pie, al abrigo de un árbol, sobre un colchón; y otro, a su lado, preparaba la heroína. Parecían bastante indiferentes ante la lluvia y la policía, que no andaba por aquellos pagos. "Pues nada, aquí, tratando de que no nos cojan". "¿Y si os multan?". "Si tuviera un duro, estaría en otro lado, ¿no?", respondió el hombre con el pie desnudo. Bajo la lluvia siempre, un joven se acercó: "¿Sabéis dónde se puede pillar?".

En la plaza de España y aledaños fue precisamente donde los municipales denunciaron a más yonquis durante las primeras horas. En toda la ciudad, los agentes redactaron 43 denuncias, cinco de ellas por fumar heroína, lo que contrasta con lo señalado por López Collado: "Sólo se multará a los que se pinchen". Sólo se denunció a un adicto por arrojar la jeringuilla. Cuatro adictos fueron denunciados en la calle de Espoz y Mina. Otros cuatro fueron sorprendidos en la zona.

También bajo la lluvia, las tiendas de campaña de los vecinos de Villaverde seguían ayer en pie sobre el lugar del asentamiento proyectado para realojar a 88 famillas gitanas, informa Begoña Aguirre. El grupo municipal de Izquierda Unida ha promovido un pleno nionográfico del Ayuntamiento para discutir sobre estos problemas.

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Sobre la firma

Ana Alfageme
Es reportera de El País Semanal. Sus intereses profesionales giran en torno a los derechos sociales, la salud, el feminismo y la cultura. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactora jefa de Madrid, Proyectos Especiales y Redes Sociales. Ejerció como médica antes de ingresar en el Máster de Periodismo de la UAM y EL PAÍS.

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