Los dirigentes derrotados del CDS se desmarcan de la nueva dirección 24 horas después del congreso
Raúl Morodo y Rosa Posada, candidatos a presidente y secretaria general, respectivamente, en la lista derrotada en el congreso extraordinario del CDS celebrado el pasado fin de semana en Madrid, comenzaron a desmarcarse ayer del incierto futuro de su partido. Mientras Morodo expresaba sus dudas sobre la viabilidad del CDS, Posada confesaba que "está pensando" si seguir o no en el partido. En un gesto más ejecutivo, Alejandro Rebollo, portavoz parlamentario centrista, presentó su dimisión irrevocable al nuevo presidente, Rafael Calvo Ortega, por razones de "ética y coherencia política".
En la misma mañana de ayer, se producía el traspaso de despachos del ex presidente Adolfo Suárez y del secretario general saliente, José Ramón Caso, a sus sucesores: Rafael Calvo Ortega y Antonio Fernández Teixidó, respectivamente, y los candidatos derrotados comenzaban ya a marcar distancias con sus nuevos jefes de filas.Al mismo tiempo que Calvo Ortega y Fernández Teixidó mantenían su primera reunión oficial, Raúl Morodo, el vencido delfin de Suárez a la presidencia del partido, sacaba a colación su condición de intelectual para expresar sus "dudas científicas" acerca de la viabilidad del proyecto futuro del CDS, en declaraciones a Efe. Sin embargo, el eurodiputado centrista, que reconoció su fracaso como "candidato de mediación", dijo a este diario que el congreso "ha arrojado una razonable integración que posibilita el relanzamiento".
En cualquier caso, Morodo dejó claro que no piensa ejercer en el puesto en la comisión nacional del partido para el que fue elegido por el congreso: "No voy a participar en la dirección del partido. Tengo otras cosas que hacer. Seguiré como eurodiputado y vicepresidente de la Internacional Liberal", dijo.
"Tensión parricida"
Por su parte, Rosa Posada, la derrotada candidata a secretaria general en la lista de Morodo, señaló que se está "pensando" su continuidad en el partido y que su decisión al respecto se producirá "a corto plazo". Posada afirmó que considera "un castigo a Suárez" la derrota de su candidatura y la de Morodo. "Aparte de que nosotros mismos no hayamos sido capaces de despertar entusiasmo, es indudable que sobrevolaba en el aire una tensión parricida", añadió.Posada cree que va a ser "difícil el relanzamiento del partido. "Hay distintas corrientes y es inútil negarlo, porque existen. Hay un presidente de una corriente, un secretario general de otra, un Comité Nacional de otra y un Comité Ejecutivo de otra distinta, y ello no facilita las cosas", opinó Posada.
En la misma tónica de distanciamiento, el portavoz del Grupo Parlamentario Centrista en el Congreso, Alejandro Rebollo, hizo pública ayer su decisión de dimitir irrevocablemente de su puesto. Rebollo afirmó que la misma noche del domingo le comunicó su deseo de dimitir al nuevo presidente del partido "por razones de ética y coherencia política". "Los poderes de un partido deben entregarse a su dirección en caso de cambio y además, en este caso, se daba la circunstancia de que ni el presidente ni el secretario general electos estaban entre los que yo había depositado mi confíanza", dijo.
Rebollo manifestó, no obstante, que tratará de "influir" en los diputados centristas para que apoyen "al portavoz que proponga la nueva dirección". A pesar de ello, la elección del nuevo portavoz planteará, previsiblemente, problemas al partido, dado que, de los 15 diputados centristas, once apoyaron la candidatura de Morodo y Posada.
Mientras, el presidente del CDS de Cataluña, Xavier Latorre, expresó ayer a Europa Press su impresión de que la nueva dirección del partido "es débil". Otras opciones más drásticas adoptaron ayer el presidente del CDS en la Comunidad Valenciana, Gerardo Muñoz, y la dirección en Alicante, encabezada por Rafael Martínez Campillo. El primero dimitió a título personal; el segundo, lo hizo en su nombre y en el de toda la ejecutiva provincial.
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