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Robert Maxwell, contra las cuerdas

Medios de comunicación británicos lanzan duras acusaciones contra el magnate de la prensa

Enric González

El más famoso y polémico magnate del Reino Unido está en horas bajas. Robert Maxwell, emperador de la prensa popular británica y dueño de un enorme entramado de empresas de comunicación, fue objeto de un sonado ataque el lunes por la noche en el programa de televisión Panorama, emitido por la primera cadena de la BBC en la hora de máxima audiencia. Los investigadores de Panorama le acusaron, entre otras cosas, de manipular la información que facilitaba a sus inversores en la Bolsa y de estafar a los lectores de sus periódicos (el grupo Mirror) mediante concursos cuyo premio quedaba sistemáticamente desierto gracias a un truco informático. No se le culpaba de ningún delito grave -lo cual esperaba el público, a tenor de la gran publicidad previa de Panorama-, pero se presentaba a su grupo empresarial como un laberinto de trucos, deudas y zonas oscuras.Maxwell, enfurecido, anunció ayer mismo su intención de querellarse contra la BBC, contra los autores del programa y contra el diario londinense The Daily Telegraph -el más importante de los periódicos serios-, que informó de las acusaciones lanzadas por la televisión pública. Pero el impacto en la Bolsa de Londres era inevitable. Ya el lunes, antes de que se emitiera el muy anunciado programa, las acciones de las compañías de Maxwell registraron bajas generalizadas. Y ayer seguían en descenso.

La crisis bursátil de Maxwell se vio atizada por un segundo informe, publicado ayer por otro diario londinense, The Independent, según el cual el imperio del magnate podría tener un agujero (diferencia negativa entre activos y deudas) cercano a los 400 millones de libras (más de 70.000 millones de pesetas). El magnate admitió este verano que sufría algunos problemas de endeudamiento y anunció a sus accionistas que pondría en venta ocho de sus empresas para sanear el grupo. El viernes pasado se desprendió de la primera de ellas, Maxwell and McMillan Professional Business Publishing, traspasada en Estados Unidos por unos 5.800 millones de pesetas.

Robert Maxwell es un perfecto ejemplo de hombre hecho a sí mismo, con un resultado que dista de agradar a todo el mundo. Nació en 1923 en Aknazlatina, una aldea misérrima de los Cárpatos en la zona fronteriza entre Checoslovaquia y Rumania. Era judío, un buen motivo para luchar contra el Ejército nacionalsocialista alemán en la II Guerra Mundial, cosa que hizo con dos uniformes y bajo dos banderas: la de Checoslovaquia, primero, y la del Reino Unido, después. Entró en Berlín con las tropas de ocupación británicas, y allí se inició en el negocio de las imprentas y la comunicación.

Saltó luego a Londres, ciudad en la que reside, aunque sus negocios se extienden por Estados Unidos -donde ahora mismo está perdiendo muchos millones cada día-, Checoslovaquia, Hungría y paraísos fiscales como Luxemburgo y Gibraltar. El golpe militar soviético truncó sus planes de lanzar una edición en inglés de Pravda, el diario oficial del partido comunista soviético. Tras ser cerrado el periódico por Borís Yeltsin, sopesa la posibilidad de comprarlo. Perteneció al Partido Laborista británico e incluso fue candidato a la Cámara de los Comunes en 1974, pero una sonada derrota acabó con su confesado sueño de ser primer ministro. Ahora limita sus ambiciones a "hacer el mundo un poco mejor de lo que sería si yo no hubiera nacido".

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