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Eva Rueda, baza española en los Mundiales de Indianápolis

La gimnasia tiene su gran cita este año en los Mundiales que comienzan hoy en Indianápolis (Estados Unidos). El tercer gran deporte olímpico, con el atletismo y la natación, cerrará su ciclo anual en octubre con los campeonatos de la modalidad de rítmica. España, ya con peso específico femenino, tendrá nuevamente en Indianápolis a Eva Rueda como su gran baza.

La gimnasta española, que en los dos últimos años ha conseguido cinco medallas en competiciones importantes, aspira a sumar alguna más. Eva Rueda es uno de los claros exponentes de la mejoría del deporte femenino español. La llegada de dinero por la aportación fundamental de marcas comerciales ha sido clave.Con una potencia extraordinaria, conseguida gracias a un trabajo tremendo en los entrenamientos, Eva se ha convertido en una especialista mundial en los dos aparatos femeninos más físicos y menos técnicos: el salto y el suelo. Su triple salto mortal, que parecía un sueño sólo logrado por los hombres, ya no lo es tanto, por ejemplo.

Si Eva compite como en ella últimamente es habitual, sus posibilidades de medalla siguen siendo grandes. Ya sabe lo que es la puntuación máxima -ha logrado hasta cuatro dieces, algo sólo destinado a las grandes estrellas- y puede alcanzar otro éxito en alguno de sus aparatos preferidos. Aunque baje en paralelas y barra de equilibrios, lo que la ha llevado a ser sólo séptima europea y 13ª mundial en los concursos generales respectivos, ya obtuvo en salto la medalla de bronce en los campeonatos de Europa de Atenas, en 1990, y la de plata en la Copa del Mundo de Bruselas, ese mismo año.

Para el concurso por equipos el equipo femenino español no debe tener problemas para estar entre los 12 primeros países que tienen derecho a participar en los Juegos de Barcelona. A diferencia de otros deportes, el ser anfitrión no supone en gimnasia la tarjeta de invitación directa.

Cuestión diferente es la parcela masculina, donde Alfonso Rodríguez de Sadia podrá estar en la final individual de los mejores, pero poco más. La distancia entre los hombres las mujeres españoles aún es sensible.

De nuevo la URSS

La gimnasia mundial pasa por un periodo de transición, con figuras soviéticas cada año, y que quizá sólo se rompa en Indianápolis en beneficio del anfitrión, Estados Unidos.

Dentro del habitual dominio de la URSS, y con el recuerdo aún presente de lo ocurrido en los Juegos de Los Ángeles de 1984, donde se consagró Mary Lou Retton, es muy posible que se confirme alguna otra estrella norteamericana de la fábrica de Bela Karolyi. El descubridor de Nadia Comaneci tiene ante sí un nuevo reto como el de la hormiga atómica Retton, ahora comentarista. Su nuevo producto, de 15 años, es Kim Zmeskal, ganadora de la Copa McDonald's el pasado año.

Pero la gran favorita seguirá siendo la URSS. Svetlana Boguinskala, ejemplo raro de mujer gimnasta, tratará de resistir el asalto de niñas como Zmeskal y, sobre todo, de su compatriota Tatiana Lisenko, ganadora de la Copa del Mundo 90; de la no menos pequeñísima húngara Henrietta Onodi; de la china Li Li, segunda en Bruselas, o de la rumana Cristina Bontas.

En hombres sí parece más claro el dominio soviético, y la lucha entre Vitali Scherbo, quizá el mejor, campeón de Europa en 1990; Valeri Belenko, vencedor de la Copa del Mundo 90, e incluso Igor Korobchinski, campeón en Stuttgart 89, como Boguinskaia. Pero a diferencia de la gimnasia de hace una década, dos años ahora parecen un siglo.

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