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El futuro se llama Izquierda Unida

Los autores consideran que "el final irreversible de la experiencia de los partidos comunistas europeos en el poder coincide con una tendencial pérdida de hegemonía del PSOE" y que ahora "lzquierda Unida se encuentra en inmejorables condiciones para consolidar un espacio de izquierda" en España.

Las circunstancias políticas que rodean el próximo congreso del PCE obligan a un debate de fondo que debería realizarse, en el orden interno, con total serenidad. A diferencia de lo que pudiera ocurrir en otros partidos comunistas existen, al menos, tres elementos que racionalizan la reflexión: un liderazgo solvente, una tradición histórica plural, independiente y creativa, y una organización consolidada, IU, concebida como proyecto estratégico.El final irreversible de la experiencia de los partidos comunistas europeos en el poder coincide con una tendencial pérdida de hegemonía del PSOE en nuestro país.

En estas circunstancias, IU se encuentra en inmejorables condiciones para consolidar un espacio de izquierda; tendrá éxito si quienes la integramos, y singularmente los comunistas, afrontamos este periodo con la mirada puesta en el futuro y no en el pasado.

El PCE resulta ser una fuerza de tradición comunista europea que, junto a un respetabilísimo capital político, ha dado nacimiento a un proyecto que se presentará hoy como instrumento útil de representación para la izquierda emancipadora, tradicional y emergente.

Llevamos siete años trabajando en una organización unitaria y participativa, que ya constituye una alternativa al liberal-socialismo del Gobierno y al tiempo ha repensado aspectos sustanciales de un nuevo ideario de izquierda.

En el debate no podemos ignorar que IU ha celebrado ya dos asambleas y ha asumido el 95% del trabajo de sus componentes. Siendo objetivos, los partidos que integran IU carecen de función.

Retorno al pasado

Nunca se negó que el proyecto de IU pudiera conducir a una formación política. Se ha llegado a describir el proceso como la fundición en un crisol. Es decir, discutíamos de ritmos, y nos ha llevado, en fases sucesivas, a compartir una idea de coalición, ceder soberanía o definirnos como corriente en IU. El proceso era plenamente coherente con la historia del PCE, que, además, se adelantó a sucesos internacionales. Súbitamente, este debate de ritmos ha sido sustituido por un debate sobre el PCE como valor de hegemonía del proyecto político.

La propuesta congresual que se nos ha formulado, inspirada en una teoría de refundación del PCE, tiende a limitar las ideas básicas del proyecto: alternativa, autonomía y elaboración colectiva; nos proponen una organización que sólo servirá, en la práctica, para intentar el control de IU considerando al resto de sus componentes como menores de edad política.

Efectivamente, la reserva de funciones para el PCE -entre ellas, la relación con el movimiento social-, la reconstrucción de políticas sustanciales con autonomía respecto a IU, la reiteración de un modelo de agrupaciones comunistas aprobado hace tres años para una fase de coalición electoral, contradicen el desarrollo de IU como organización plenamente soberana.

No es menos importante, en nuestra opinión, que esta propuesta suponga un retroceso del proceso abierto en la II Asamblea de IU o pretenda un impulso del PCE en el momento en que los partidos comunistas de casi toda Europa ya no existen.

Con las propuestas formuladas en el comité central del pasado mes de julio que reafirmamos no proponemos enterrar o liquidar nada, sino dar luz definitiva al proyecto que ha ilusionado a dos millones de españoles.

El PCE debería declarar su voluntad de articular definitivamente un instrumento de representación que no prescinda de ningún valor de cambio, sino que sintetice tina nueva forma de hacer política, un nuevo sistema de valores, y garantice a los ciudadanos que esta referencia política ni es transitoria ni tiene como objeto representar organizaciones que no concurren a las elecciones.

Esta fuerza política, inspirada por la convergencia política y social de ideas, ya que la superación del sistema y las formas de dominación no es cometido exclusivo del marxismo, sería capaz de ofrecer un programa más eficaz a quienes estan tan lejos del capitalismo salvaje como del liberalsocialismo.

Por ello pensamos que el congreso debe proponer a quienes se integran en IU y quienes la apoyan que en la tercera asamblea se constituya en un partido político de nuevo tipo, una nueva síntesis de todas las ideas de emancipación.

Este plazo debería servir para definir el trabajo de los cornunistas en IU, ampliar esta formación con adhesiones o colaboraciones individuales o colectivas, y defirtir, con otros, el nuevo tipo de partido que debe ser Izquierda Unida: una organización que supere los límites de las formaciones tradicionales, desarrolle el federalismo y prevea el tipo de estructuras horizontales que garanticen la pluralidad cultural e ideológica; esto es, las rnás diversas sensibilidades y ecirrientes de opinión en su seno.

Ésta parece una tarea más ilusionante que una reflexión interiorIzada sobre nuestra identidad. La historia del PCE, su capital político, demuestra que desde 1934 al menos, no hemos trabajado para nuestras siglas, sino para las ideas del conjunto de la izquierda. ¿Por que romper esa tradición?

son miembros del secretariado del Partido Cornunista de España.

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