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Medio millón de veraneantes trasladaron a la sierra el caos circulatorio y el ruido de Madrid

Los más de medio millón de madrileños que pasaron sus vacaciones en la sierra consiguieron trasladar los problemas de Madrid a una veintena de pequeñas localidades cuyas calles se han atragantado de coches e inundado de ruido. Las escasas plantillas policiales que patrullan los pueblos se han visto desbordadas por los aparcamientos en doble fila, las peleas nocturnas o las denuncias contra los locales de diversión. La Agencia del Medio Ambiente cerró una discoteca de Cercedilla y expedientó a cinco de Collado Mediano.

Galapagar duplica en verano su población y triplica el precio de los alquileres. Los habitantes pasan de 8.000 a 20.000 en y los pisos de 50.000 pesetas a 150.000 pesetas. "Este verano han llegado más visitantes que otros años, el pueblo se ha puesto a tope", cuenta Luis Sevillano Elvira, que tiene un buen medidor de visitantes, un quiosco de prensa: "Se han agotado las revistas a pesar de que han enviado el doble".A Rafael Pozas, un funcionario del Ayuntamiento de El Escorial, también ha notado el incremento del número de visitantes: "Este año hay mucho movimiento de gente y muy buen ambiente. Sobre todo en terrazas y en bares". Y lo mismo el dueño de una de las tres tahonas del pueblo: "Durante el verano se venden unas 16.000 barras y en invierno no llegan a la mitad". Los 6.000 habitantes del padrón de El Escorial se convierten en 20.000 durante el verano.

Este aumento en la población y el auge de nuevos bares y pubs han generado problemas comunes en todas las localidades de la zona. El policía municipal de El Escorial Andrés Bermejo Fernández-Salinero ha sufrido los conflictos nocturnos del Bronx, una zona donde se concentran cinco pubs a los que acuden diariamente un millar de jóvenes. "El tráfico, las protestas vecinales por ruidos y algunas peleas son las denuncias y las intervenciones más comunes que realizamos", añade.

Durante el verano, la Policía Local de El Escorial recibe más de 35 denuncias a la semana, un 775% más que en invierno (4). "El 80% de las denuncias son por incumplimiento de horario de los bares y pubs". La Agencia del Medio Ambiente tuvo que actuar este verano en Cercedilla para clausurar una discoteca que a las 4.30 emitía música 20 decibellos más alta que lo pennitido.

En San Lorenzo del Escorial la población es más estable. El letrado Juan Manuel de Santos dice que "los pocos que vienen a pasar el verano van diariamente a trabajar a Madrid". El alquiler de temporada casi ha desaparecido. "Pero los precios se han disparado e incluso se puede decir que son abusivos", comenta Lorenzo Romera, un comerciante del pueblo.

Nuevos locales

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En Cercedilla se han abierto este año dos pubs y dos bares, y el número de visitantes va en aumento. Durante 1990 se han concedido 600 licencias de obra y el tráfico es ya un problema. "Las vías son las mismas de siempre mientras que los coches en verano aumentan considerablemente", cuenta Esteban Muñoz Díaz, propietario de un céntrico bar por el que han pasado "tres generaciones de veraneantes en 35 años".La misma presión demográrica sufre Navacerrada. "El año pasado se construyeron más de 200 viviendas e incluso bloques", cuenta un vecino. "Pero en invierno aquí no queda nada. La gente se va al puerto., en donde están las estaciones de esquí". El pueblo, que cuenta con más de 30 establecimientos hoteleros dedicados sobre todo a la gastronomía segoviana, tiene 2.000 habitantes en invierno y 10.000 en verano.

En Collado Villalba, la capital de los pueblos de la sierra del Guadarrama, se concentra todo el comercio y la industria. El número de viviendas está alcanzando unas; dimensiones para algunos preocupantes. Si en invierno la población roza los 30.000 habitantes, en verano ésta sobrepasa los 100.000. Los atascos en el centro de la ciudad y la falta de aparcamiento son tan habituales como en Madrid. Hace unos años, el gobierno municipal llegó a implantar una zona azul para cobrar el aparcamiento en 'los lugares más conflictivos, pero el intento fracasó.

Una de las zonas más conflictivas es la costa de Villalba, una zona paralela a la N-VI donde coinciden grandes pubs y discotecas y a la que acuden miles de jóvenes cada noche desde todos los pueblos cercanos. Un ejemplo de caos circulatorio fuera de Madrid.

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