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Guerra en el fúbol inglés

El proyecto de una Liga Principal abre un futuro lleno de incertidumbre

Enric González

Nunca una temporada futbolística comenzó de manera tan incierta. La Liga de fútbol inglesa puede quedar en manos del Tribunal Supremo, y en estos momentos se ignora quién disputará la Copa. La proyectada creación de una Liga Principal, que agrupará a los 22 equipos que ahora componen la Primera División, ha abierto una auténtica guerra en el fútbol inglés. El balón empezará a rodar el sábado, a las 3 de la tarde, pero los abogados de las partes enfrentadas han protagonizado ya varias jugadas espectaculares. La polémica, por lo tanto, está servida.

El primer gol fue marcado en los tribunales por los grandes clubes, al obtener el reconocimiento judicial de su derecho a organizarse y a crear su propia competición futbolística. La Asociación de Fútbol (los clubes de Primera) pudo, con esa sentencia favorable, impulsar su proyectada Liga Principal, que comenzará el ano próximo y que disputarán inicialmente los 22 equipos de Primera, para reducirse a 18 equipos en 1996.La Liga Principal se inspira económicamente en las fórmulas desarrolladas por la Liga Profesional de Baloncesto de Estados Unidos (la célebre NBA) y, en lo deportivo, tiene como modelo el Campeonato Mundial de selecciones de 1990, disputado en Italia.

Las divisiones inferiores (Segunda, Tercera y Cuarta) reaccionaron inmediatamente contra la Primera. Aplicando algo parecido a la táctica del fuera de juego, alegaron que los grandes clubes no podían mantener su voto en el Comité Ejecutivo de la Liga de Fútbol, ya que no podían ser juez (para aprobar la Liga Principal) y parte (como únicos interesados en ese campeonato). Los cuatro representantes de Primera en el comité quedaron sin voto el martes pasado. Sin embargo, los otros cuatro miembros (en nombre de las divisiones inferiores) se quedaron con un voto inútil, ya que hacen falta al menos cinco votos (de los ocho posibles) para que exista quórum. El comité ejecutivo está, por tanto, invalidado. La liga no tiene en estos momentos quien la dirija.

Acuerdo 'in extremis'

Pero la Liga es, en Inglaterra, una sociedad anónima y la ley británica dice muy claramente que ninguna sociedad puede operar sin órganos ejecutivos. Si la sociedad se revela incapaz de organizarse, corresponde al Tribunal Supremo nombrar un administrador independiente. Ese parece en estos momentos el destino de la Liga inglesa en su edición número 103 y última con Primera División, si no se llega a un acuerdo in extremis en la reunión convocada para esta tarde.Dicha reunión entre los grandes y las divisiones inferiores comenzará sin duda con expresiones agrias, dada la última amenaza de los 70 clubes de segunda, tercera y cuarta: excluir a: la Primera División de la competición de Copa. O bien dejar que la jueguen solos. En ambos casos, la Copa tendría muy escaso interés. Y los más perjudicados serían los clubes poderosos, que necesitan imperiosamente los ingresos de estos partidos para sostener sus presupuestos.

La causa del enconado enfrentamiento es, lógicamente, económica. Los ingresos por las retransmisiones televisivas se repartían hasta ahora entre todas las divisiones de la liga, así como los beneficios generados por la selección nacional. La Liga Principal se propone quedarse con todo el pastel desde el año próximo.

Crisis económica

Unos y otros sufren una grave crisis: en 1987, los beneficios globales de la Liga eran de 2,5 millones de libras (unos 450 millones de pesetas), mientras que en 1990 las pérdidas sumaban 11 millones de libras (casi 2.000 millones de pesetas). A los grandes les hace falta el dinero para renovar sus viejos estadios y para impedir que sus figuras emigren al continente.Pero los pequeños tienen también sus argumentos: sin dinero no habrá cantera, y sin cantera no habrá nuevos futbolistas, y sin nuevos futbolistas no hay competiciones europeas que valgan.

Además, el Informe Taylor -redactado tras la investigación judicial sobre el desastre del estadio de Hillsborough- obliga a los 92 clubes de la Liga, grandes y pequeños, a sentar a todos los espectadores antes de 1999. La remodelación de los estadios está presupuestada, en conjunto, en 130 millones de libras (unos 23.500 millones de pesetas). Quienes no tengan asientos, se quedarán fuera de la competición. La hipoteca del Informe Taylor pesa mucho más sobre los clubes de las divisiones inferiores, que se juegan su supervivencia.

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