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TOUR DE FRANCIA 1991

El Banesto prepara el gran ataque a LeMond

Luis Gómez

El equipo Banesto está obligado a aprovechar el escenario montañoso del Tour para colocar a uno de sus tres líderes en condiciones de ganar la prueba. Hoy comienzan los Pirineos, distribuidos en dos etapas, que incluyen la ascensión de ocho puertos y un total de 109 kilómetros de ascensión. Los Alpes esperan a partir del martes, con 72,4 kilómetros de ascensión y otras dos etapas. Si el Banesto no consigue debilitar ahora a LeMond, el Tour estará decidido.

LUIS GÓMEZ ENVIADO ESPECIAL, La carrera parece haberse constreñido a la competencia entre un líder sólido como es LeMond y un equipo sólido como es el Banesto, que ha colocado a sus tres hombres fuertes de la siguiente manera: Induráin, 3º a 2.17 de LeMond; Bernard, 4º a 3.11; y Delgado, 8º a 4.30. Fuera de este duelo, los especialistas sólo se atreven a situar al italiano Gianni Bugno, 5º a 3.51, como el único capaz de sacar provecho de tácticas ajenas. En el terreno de las hipótesis de trabajo quedan corredores como Chiapucci (18º a 6.18), Theunisse (44º a 8.50), Mottet (33º a 8.14), Rooks (25º a 7.29) y el propio Fignon (11º a 5.12), a quienes los directores ven como hombres que pueden consolidar, con su intervención, alguna acción ofensiva.Nadie discute que LeMond, instalado en unas diferencias sensibles, permanecerá a la defensiva, una actitud que suele reportarle grandes beneficios y que ha sabido desarrollar en el pasado con gran brillantez. A diferencia de otros años, LeMond, un administrador de segundos de la talla de Anquetil, dispone ahora de márgenes muy superiores.

El escaso número de etapas montañosas del presente Tour simplifica igualmente las estrategias a medio plazo. El perfil de la carrera señala sin equívocos que el Banesto sólo dispone de dos etapas en los Pirineos y otras dos en los Alpes. Es más, analizando las cuatro etapas en cuestión, los Pirineos se reducen a una sola jornada, la del viernes, una soberana etapa de 232 kilómetros que cumple todos los requisitos de la auténtica jornada montañosa: kilometraje largo, presunta presencia de un fuerte calor, nada menos que cinco puertos que salpican el camino y un final duro, la subida al Val Louron, con un porcentaje medio del 8,4%. Si LeMond sale indemne de este trance, ganará su cuarto Tour.

Las previsiones colocan al Banesto, muy a su pesar, como el director de las operaciones. Pero su director, Echávarri, confía en la actividad de terceros para obligar a LeMond a un desgaste. El debate se centra en adivinar la actitud del norteamericano, si limitará. su control a Induráin y Bernard o se olvidará de ellos para centrar su tarea a un seguimiento exhaustivo de lo que puedan hacer tanto Bugno como Delgado. Si LeMond se conforma con seguir la rueda de

Induráin, corre el peligro de permitir un salto aventurero de Delgado. Los pronósticos se inclinan por lo contrario: LeMond calculará que delante de las ruedas de Delgado o Bugno no estará la de Induráin, aunque eso signifique arriesgarse a un mayor desgaste.

Las dudas

Los cálculos de Echávarri, como los de cualquier director, parten de la base de que sus corredores no sufran complicaciones imprevistas. Pero Echávarri tiene sus dudas. Por ejemplo, Delgado, un hombre que ha decepcionado en algunas etapas montañosas cuando todo parecía inclinado a su favor. O Induráin, un corredor que no ha superado la experiencia de atravesar cinco puertos con la responsabilidad de un cercano liderato a sus espaldas. O Bernard, un corredor siempre imprevisible. En ese aspecto, el comportamiento de LeMond es lineal: soporta bien la presión, se maneja extraordinariamente en jornadas de fuerte calor y, fundamentalmente, sabe disimular sus malos momentos. En los dos últimos años, nadie ha conseguido sacar provecho de algún momento malo de LeMond.

Por último, la etapa de hoy no es la más significativa, pero acostumbra a dar sorpresas: siempre es peligroso el primer contacto con la montaña cuando los corredores, como avisó Manuel Saiz, del ONCE, llevan más de 25 días sin subir una cumbre en condiciones. Durante casi un mes, los músculos se han acostumbrado a un tipo de esfuerzo y a unos desarrollos. El cambio repentino que supone comenzar a subir procura algunos desfallecimientos fuera de programa.

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